martes, 25 de febrero de 2014

NO AL DOGMATISMO. NO AL RÉGIMEN DE COREA DEL NORTE


No me gustan nada los dogmatismos, los detesto, en cualquiera de sus formas. Voy a concordar con Miguel de Cervantes en que la libertad, junto con los dientes, son los bienes más preciados del hombre. Todo radicalismo intelectual encajona la inteligencia y lastima el buen sentido es una frase del Dr. Augusto Cury, psiquiatra de reconocido prestigio internacional que no oculta en ningún modo su fe cristiana y que a su vez, y por ello, se erige en un verdadero paladín de la tolerancia y del fomento del pensamiento libre, racional e inteligente. Si no, léanse sus libros acerca de la inteligencia de Jesús, donde nos invita a observar su psicología con independencia de nuestra ideología religiosa o ateísta. Sin dogmatismos. Parece, por desgracia, un contrasentido decir que Dios no es en absoluto dogmático, pero eso es porque observamos el devenir histórico del uso del nombre de Dios por parte de según quiénes, de ahí que nos parezca una paradoja.
     Ni que decir tiene que, si me repugna el dogmatismo religioso (que no la religión), ese que te da simplemente normas pero te prohíbe pensar por ti mismo, aún más los de otro cariz; por ejemplo, los políticos. Si en otras ocasiones me he manifestado como moderadamente de izquierdas, eso es porque, en democracia, en esta democracia nuestra, me siento más inclinado por esta propuesta, pero quiero dejar claro, por otro lado, que no me adscribo a esta opción política como dogma, como forma de ver el mundo y a mis semejantes. Decía C. S. Lewis que un verdadero cristiano debería venir a ser más o menos de izquierdas en lo social y de derechas en lo moral; y, como todas las frases descontextualizadas, puede parecer demasiado simple, pero en su sentido inicial es aguda y acertada. En todo caso, ahora que empiezo a descubrir a George Orwell, veo cómo en su época, en ese momento histórico de efervescencias radicales de izquierdas y derechas, viene a expresar una idea que yo he sostenido toda mi vida: que la izquierda dogmática yerra en filtrar todo (el mundo, las relaciones sociales, el individuo, el ser humano) solo bajo un prisma materialista, solo desde la lucha de clases desde un punto de vista económico. Su postura de ponerse a favor del débil (el proletario) se radicaliza al venir a segregar, de una forma u otra, también a los seres humanos por clases. También lo hace, sí, y ahí es donde pone el acento. Aunque acto seguido se decante de parte de los parias. Crea sus tópicos también.
     Todo esto no lo traigo solo por reflexión intelectual, de lector, de pensador en ciernes, sino por algo más terrible: la dictadura de Corea del Norte. Que aquí tiene el marbete de "comunista", aunque el pueblo, la gente, es lo último en lo que piensa este régimen tan terrible y que tanto sufrimiento y dolor trae a tantos. Ese marbete, ese "comunista" es una forma de etiquetarse, de dotarse de un dogma, pero el régimen en sí lo ha vivido la Humanidad a lo largo de toda su Historia. Se trata de un régimen autoritario, absolutamente opresivo, que no tiene en cuenta ni al ciudadano, ni a la persona. Esta regido por un sátrapa, por un niñato que decide por capricho muerte y vida, y el tipo de vida, y que se apoya en un aparato político-militar que, en este caso, se llama a sí mismo "comunista", como podría haberse llamado de otra manera. El tal niñato es Kim Jong-Un, que hereda este horror y lo sigue poniendo en práctica (hereda, sí, como los reyezuelos). No voy a poner su foto aquí. Sería indigno.
      En Corea del Norte, he oído, se hacen inspecciones en las casas de, por ejemplo, sospechosos de profesar el cristianismo; en general, de toda clase de coreanos (el miedo está presente en todo momento, y la miseria y la falta de libertad es el pan de cada día). ¿Qué se inspecciona? Pues, por ejemplo, que esté la foto del niño sanguinario. Que esté en el sitio adecuado. Que esa foto esté limpia y bien cuidada. Si no, o te llevan a un territorio inhóspito (su mini-Siberia), dejando a tu familia en total desamparo, o a un campo de concentración (¿os acordáis de los campos de concentración?, pues como esos), acusado de bla-bla-bla. En todo caso, a morir de manera miserable.
    Acabo de leer Los girasoles ciegos; mis alumnos lo están leyendo. Leedlo y ved qué le hace el hombre al hombre amparándose en dogmas. Y luego, acuérdate de Corea del Norte. De la desesperante existencia y terrible final de tantos congéneres nuestros.

Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imágenes: Photo Pin ( http://photopin.com/ )


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