SONETOS EXCLUIDOS Y MI DESPEDIDA
De la obra de Juan Ramón Jiménez, Sonetos espirituales, coincidentes algunos en fecha con Platero y yo, quedaron fuera tres de ellos, autocensurados por el poeta, de los cuales voy a rescatar dos a modo de despedida.
Hace unos años, casi cinco, vine al IES Torre del Rey (Pilas) desde el IES El Pomar (Jerez de los Caballeros). Por aquel entonces no tenía blog, pero escribía más, y le dediqué un poema propio a mis alumnos del Pomar, a los cuales recuerdo muy entrañablemente (algunos de ellos hasta recogieron firmas para que no me fuera). Las lágrimas de tres de mis queridos alumnos de 1º ESO no se me olvidarán nunca (ni sus nombres, Paula, Alicia e Inma). Allí estuve ejerciendo la docencia cuatro años.
Ahora me marcho del Torre del Rey, parece ser, pero por desgracia no tengo poema propio, así que traigo dos sonetos de Juan Ramón Jiménez. Los transcribo según la norma ortográfica actual.
El primero de ellos, LIBERTAD, me lo digo a mí mismo, a mi alma que se marcha de aquí y que, seguramente, no volverá a ver a unos alumnos a los que echaré mucho de menos:
LIBERTAD
¿A qué pensarlo más? ¡Ciérrate, olvida,
corazón fiel, tu recordar sombrío!
la nube clara... Todo va de huida...
¡Todo! Y se queda atrás la decaída
hora, libre en sí misma, este vacío
que tiene la amplitud, ¡corazón mío,
de la hora más grande de la vida!
¡Laguna inmensa y llano de dulzura,
que te dilatas cuanto el alma quiere,
pues que ella es orilla tuya y centro!
Resignación, cuan bella en ti, cuan pura
la tarde sola en que lo externo muere
y queda, alma en su gloria, lo de adentro.
El segundo soneto se lo dedico, sobre todo, al alumnado del Torre del Rey, a todo él, no solo a aquellos a los que he tenido el privilegio de impartir clase. Porque, creo, muy pocos no me conocen y a muy pocos no conozco yo, aunque por primera vez en diez cursos me cuesta trabajo recordar algunos nombres. El poema se llama POZO.
POZO
Así, casi sin agua, roto, umbrío
en un campo de fuego y de colores,
más profundo su charco que las flores,
y más alto el brocal, el pecho mío.
Es primavera y, pálido de frío,
sueño, cerrado, sobre mis dolores;
un eco, a veces, rompe mis verdores,
mas se va, vano y lívido, al vacío.
En un cerca que yo me alejo, muerto,
encendida y gentil, pasa la vida,
quemándose en su sangre inmensamente...
Como una piedra, así en mi fondo, yerto
mi corazón, su música perdida,
el cielo allí en mi charco, solamente.
A buen entendedor, pocas palabras, y algún que otro silencio, bastan.
Sólo me queda decir GRACIAS a algunos compañeros que se acabaron por marchar antes que yo (me acuerdo muy entrañablemente de Consuelo, de José Julio, de Isabel, de María José, de Ángela, de Alberto) y a algunos que aún siguen, como mi descubierto verso suelto, Juanita. Y, por supuesto, a mi querida Lola Bustillo.
La extraña y controvertida experiencia en el Equipo Directivo dos intensísimos años no me ha modificado mis ideas básicas, tanto educativas como humanas, que siguen muy arraigadas, como valores seguros. Mis profundos desacuerdos en algunos aspectos con mis antiguos compañeros del ED el curso pasado no me impiden, no obstante, agradecerles a los cuatro el mantenimiento de sus tesis y posturas por encima de otros intereses, y que, a la postre, me hayan permitido expresar las mías, incluso cuando, de una manera u otra, las formas me hayan perdido, sobre todo en los últimos momentos, cuando el terrible curso 2012-2013 parecía no acabar, y algunos aprovechaban una inexistente desgobernanza (falsa imagen promovida a propósito) para campar a sus anchas, demostrando lo que siempre han sido y siguen siendo, sin tenerle respeto a la razonable estructura de los Institutos, a los decretos y leyes que deben imperar en los Centros Educativos y su espíritu correcto (no la alevosa interpretación y lectura que algunos les dan y fomentan), como tampoco lo han tenido de los alumnos con ciertas dificultades intelectuales o sociales, aprovechando la situación límite a la que se había llegado, en cierto modo también por culpa de esta actitud interesada e irresponsable. A estos últimos espero que les aprovechen los despojos que les han tocado en suerte en el reparto del botín, aunque a más de uno se les estén atragantando un poco.
A parte de esto, aunque solo sea por la experiencia y ese "después" que supone el curso 2013-2014, gracias a Mónica, Antonio, Diego y Lola. Como veis, lo nuestro sigue ahí, y en algunas cositas incrementándose en cantidad e intensidad, paradójicamente, y la actual mudez de los chirriantes también nos hace comprender.
Agradezco con intensa sinceridad hasta lo más amargo de mi experiencia Torre del Rey, porque su fruto es bueno, porque me ha hecho crecer. En cinco años, he sido dos veces tutor, una vez Jefe de Estudios Adjunto, otra Jefe de Estudios, dos veces coordinador de grupo de trabajo y, entre otras cosillas, he podido enfrentarme yo solo a la estructura de un curso y he creado una edición escolar de las obras completas de Garcilaso basada en la de Elias L. Rivers. He sido colaborador activo de la Revista Holos y este año recaen sobre mis hombros cuatro segundos de bachillerato, ni más ni menos, con el añadido de dos segundos de la ESO. Creo, por tanto, que se podrá tener de mí distinta opinión, pero nunca que no he trabajado (me he dado y me doy un buen lote), ni que he sido indiferente a este Centro, ni que no amo al alumnado de este querido Instituto. Esas tres cosas nadie las podrá decir de mí.
Por tanto, a las alumnas y alumnos de los cursos 2009-2010 al 2013-2014, a sus madres y padres, a los administrativos de esos cursos, a las limpiadoras, a los conserjes, a los inspectores que he podido conocer y al resto de la comunidad educativa del IES Torre del Rey, quiero reiterarles desde aquí mi más profundo agradecimiento por la experiencia profesional y humana que me han brindado.
Un saludo a todos. Espero que os vaya bien en todo aquello que emprendáis.
Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Sonetos de Juan Ramón Jiménez.
Imágenes: photopin.com
POZO
Así, casi sin agua, roto, umbrío
en un campo de fuego y de colores,
más profundo su charco que las flores,
y más alto el brocal, el pecho mío.
Es primavera y, pálido de frío,
sueño, cerrado, sobre mis dolores;
un eco, a veces, rompe mis verdores,
mas se va, vano y lívido, al vacío.
En un cerca que yo me alejo, muerto,
encendida y gentil, pasa la vida,
quemándose en su sangre inmensamente...
Como una piedra, así en mi fondo, yerto
mi corazón, su música perdida,
el cielo allí en mi charco, solamente.
A buen entendedor, pocas palabras, y algún que otro silencio, bastan.
Sólo me queda decir GRACIAS a algunos compañeros que se acabaron por marchar antes que yo (me acuerdo muy entrañablemente de Consuelo, de José Julio, de Isabel, de María José, de Ángela, de Alberto) y a algunos que aún siguen, como mi descubierto verso suelto, Juanita. Y, por supuesto, a mi querida Lola Bustillo.
La extraña y controvertida experiencia en el Equipo Directivo dos intensísimos años no me ha modificado mis ideas básicas, tanto educativas como humanas, que siguen muy arraigadas, como valores seguros. Mis profundos desacuerdos en algunos aspectos con mis antiguos compañeros del ED el curso pasado no me impiden, no obstante, agradecerles a los cuatro el mantenimiento de sus tesis y posturas por encima de otros intereses, y que, a la postre, me hayan permitido expresar las mías, incluso cuando, de una manera u otra, las formas me hayan perdido, sobre todo en los últimos momentos, cuando el terrible curso 2012-2013 parecía no acabar, y algunos aprovechaban una inexistente desgobernanza (falsa imagen promovida a propósito) para campar a sus anchas, demostrando lo que siempre han sido y siguen siendo, sin tenerle respeto a la razonable estructura de los Institutos, a los decretos y leyes que deben imperar en los Centros Educativos y su espíritu correcto (no la alevosa interpretación y lectura que algunos les dan y fomentan), como tampoco lo han tenido de los alumnos con ciertas dificultades intelectuales o sociales, aprovechando la situación límite a la que se había llegado, en cierto modo también por culpa de esta actitud interesada e irresponsable. A estos últimos espero que les aprovechen los despojos que les han tocado en suerte en el reparto del botín, aunque a más de uno se les estén atragantando un poco.
A parte de esto, aunque solo sea por la experiencia y ese "después" que supone el curso 2013-2014, gracias a Mónica, Antonio, Diego y Lola. Como veis, lo nuestro sigue ahí, y en algunas cositas incrementándose en cantidad e intensidad, paradójicamente, y la actual mudez de los chirriantes también nos hace comprender.
QVIDQVID LATET APPAREBIT
NIHIL INVLTVM REMANEBIT
Agradezco con intensa sinceridad hasta lo más amargo de mi experiencia Torre del Rey, porque su fruto es bueno, porque me ha hecho crecer. En cinco años, he sido dos veces tutor, una vez Jefe de Estudios Adjunto, otra Jefe de Estudios, dos veces coordinador de grupo de trabajo y, entre otras cosillas, he podido enfrentarme yo solo a la estructura de un curso y he creado una edición escolar de las obras completas de Garcilaso basada en la de Elias L. Rivers. He sido colaborador activo de la Revista Holos y este año recaen sobre mis hombros cuatro segundos de bachillerato, ni más ni menos, con el añadido de dos segundos de la ESO. Creo, por tanto, que se podrá tener de mí distinta opinión, pero nunca que no he trabajado (me he dado y me doy un buen lote), ni que he sido indiferente a este Centro, ni que no amo al alumnado de este querido Instituto. Esas tres cosas nadie las podrá decir de mí.
Por tanto, a las alumnas y alumnos de los cursos 2009-2010 al 2013-2014, a sus madres y padres, a los administrativos de esos cursos, a las limpiadoras, a los conserjes, a los inspectores que he podido conocer y al resto de la comunidad educativa del IES Torre del Rey, quiero reiterarles desde aquí mi más profundo agradecimiento por la experiencia profesional y humana que me han brindado.
Un saludo a todos. Espero que os vaya bien en todo aquello que emprendáis.
Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Sonetos de Juan Ramón Jiménez.
Imágenes: photopin.com
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