- ¡Ñeeeeee…!
Turrón salió de su escondrijo y vino hacia mí con movimientos nerviosos y paradas repentinas para mirar a un lado y otro. Hasta llegar a mí, sentado en el sofá del salón, con un tremendo dolor en la cabeza, en su parte posterior, que ya no tenía que disimular más (justo se acababa de marchar ella), hasta llegar a mí. No deja de ser un hurón, se mueven de ese modo. Consiguió ponerse sobre mi cabeza, y al extender sus alas y acariciarme con ellas, mitigó uno de mis dos dolores.
- (Ñe, ñe, ñe, ñe, …) -susurraba, como tratando de consolarme, mientras mi dolor físico del golpe de la caída se me iba apagando.
Él dice el típico ñe en distintas entonaciones, entre los sonidos propios del hurón; lo tengo alojado en casa pero en realidad fue él quien me eligió a mí, hace muchos años...
Tengo que tratar de averiguar sus necesidades a través de sus aproximaciones y caricias, sus golpecitos con las patas, sus sonidos animales y las diferentes entonaciones de la única sílaba del lenguaje verbal humano que se le permite pronunciar: "ñe".
Bueno, miento. Se le ha concedido el don de pronunciar una frase, un enunciado al día. Esas frases... siempre me parecieron enigmáticas, en ocasiones puede pasar mucho tiempo hasta que logro comprenderlas... y nunca sé si las he llegado a entender bien. Otras veces esas frases cobran distintos significados a lo largo del tiempo. En mis cuadernos azules las voy apuntando desde mis once años.
Ahora que soy adulto entiendo por qué sus frases son así. Si yo solo pudiera pronunciar un enunciado al día, me pensaría mucho qué decir y trataría de meter en él toda la información posible. Pues, una vez que se pone el punto final, vuelve la mudez.
Mientras sus alitas pasaban por la parte herida de mi cabeza, pronunció una de las frases más largas y a un tiempo más claras que jamás le oí. Me la susurró al oído con un uso magistral de los signos de puntuación, especialmente el punto y coma: Ella es hermosa y fuerte en todos sus niveles: en su parte visible se llama Diana, como sabes, y sus ojos necesitan ahora conectar con los tuyos, has estado torpe y lelo, amigo mío; su alma es en este momento como un río desbordado pero que sigue su curso, y se llama Cauce de agua lenta y profunda; su espíritu, firme, de gran fortaleza, es Akasha, aunque se presenta como Naebi, creo que es un nombre temporal de apoyo al alma, y está necesitado de desarrollar amae, tiene carencia de él pasiva y activamente, por eso te busca sin apenas conocerte; debes ayudar; cumple la promesa; debes conectar; mejora tu estado físico. ¡Pedazo de enunciado! Y se puso a dar saltos sobre mi pecho. ¡Ñeeeee, ñeeeee, ñeeeee!, chillaba agudo. ¡Me arañó la cara! Hasta que no me vio haciendo abdominales en el salón no paró. Y luego mancuernas: se fue hacia ellas, me las señaló con el hocico. Luego me hizo recoger la casa: se iba hacia cada cosa que no estaba en sus sitio para romperla, destrozarla o ensuciarla, ¡hacerle algún mal!, obligándome a recogerla y ordenarla antes de que fuera demasiado tarde.
Diana.
Cauce de agua lenta y profunda.
Akasha.
¿Naebi?
(¿Te quiero?)
(Me derriiiitooooo…)
(Como el chocolate fundidoooooo…)
(¡Mmmmmmmmm!)
(Tengo hambre.)
Voy a comerme mi definitivo plato de macarrones y me encuentro dentro de él a Turrón bocarriba mordisqueando el último y sin ninguna mancha de tomate - él nunca se mancha, el animalito... ¡Tengo hambreeeee! Y paso de pedirle dinero a nadie; ¡brrrr...!, tendré que tocar mis ahorros. Turrón no se va a mover de ahí, es incapaz de volar con la barriga llena y menea la cola de un lado a otro fuera del plato, señal de que está a gusto y no se piensa mover.
- Ñe, ñe, ñe, ñe, ñe, ...-dice rápido.
Bueno, elegiré yo mismo qué cerdito romper y pediré una pizza. Tengo que encontrar trabajo. ¿Cómo se llamará mi alma? A ver, para cumplir con mi palabra tenía que dejar IMPROTECH, claro... ¿En qué condiciones se encontrará mi alma, un río desbordado o un estanque lleno de ranas? Pero no puedo estar sin trabajar, no puedo pasarme el día corriendo, haciendo pesas con la bici, y recogiendo y limpiando el salón cada tres horas. ¿Eh, Turrón? ¿No te parece? ¡!Porque tú también comes!!
¿Y mi espíritu? ¿Tendrá nombre?
Los chicos quieren que vuelva. Su nuevo bajista es bueno pero muy borde, según me han dicho, y al parecer mi atuendo de la otra vez provocó un impacto tal en el público, así, por inesperado y el contraste, que ahora no ven mal que vista así. He dicho que sí, claro, somos colegas. Quieren quedar para ensayar y todo eso.
Diana me puso un mensaje muy largo por correo electrónico. Le he dicho a todo que sí... Así que ahora estoy en dos grupos: mi grupo heavy de siempre y otro de música experimental que no sé yo... Aquí tengo su correo (lo he imprimido; je, je, je): voy a leerlo por vigésimo cuarta vez hoy:
Hola, Demian:
Perdóname por dejar pasar tantos y tantos días hasta volver a comunicarme contigo mediante este correo. Me ha costado hacerlo. Jamás pensé que me atrevería a hablar contigo aquella mañana. Gracias por recibirme en tu casa y por escucharme ese día, espero que estés ya recuperado del golpe. Estuvo bien la tarde que echamos al día siguiente, ¿verdad?, lo menos que podía hacer por ti era llevarte de compras con nosotras y comprarte algunas cosas. ¡Ya he visto de nuevo lo bien que te queda el jersey naranja! Es una monada, a ti te queda genial. Le caíste muy bien a Sonya, por cierto, dice que eres muy gracioso... Pandora te envía saludos con su permanente sonrisa que nunca sabes lo que significa.
Sé que estás cumpliendo con la promesa que me hiciste, veo que eres un hombre de palabra. Jamás podría haber pensado que dirías que sí a una propuesta tan radical... Ahora que no estás en IMPROTECH me he puesto en contacto con los de EMT (1) y veremos si ellos cumplen con su palabra, dejan a mi hermano en paz y te dan a ti alguna clase de recompensa... Te van a mandar gente para montar la operación pronto y entramos en acción (2).
Me encantaría compensarte de algún modo, pero ahora no tengo tanto dinero como para ayudarte. ¿Tratarás de encontrar trabajo? Me encantaría saber que vuelves a trabajar...
He podido comprobar por segunda vez que te queda bien el jersey porque te he visto en una foto. Unos amigos del trabajo habían ido al concierto y te vieron. Estaban compartiendo fotos vuestras y decían que lo bordaste con Ancestros. No sé, yo nunca os he escuchado (3), imagino que estuvo bien. También me he enterado de que te han echado del grupo. Nadie sabe bien por qué, pero tengo la sensación de que tu ropa tuvo algo que ver, ¿por qué te pusiste esa? La verdad, me siento mal por ello, pero tal vez pueda ayudarte si para ti es importante tocar: una amiga mía está montando un grupo de música experimental y necesitan un bajista. Me he tomado la libertad de darles tu dirección de correo, quieren verte. Como no nos pasamos los teléfonos, … No me lo pediste (4).
Bueno, ¡atento!, un tal Antonio irá a verte pronto para preparar la operación. Es un tipo grande y siempre sonríe.
Vi un reflejo celeste el otro día y asomaba una cola que se escondió (5).Tienes un tipo de hurón "muy especial" en casa, ¿verdad?
Nos vemos.
Gracias de nuevo.
Diana
(Me derritooooooooo…).
_____
NOTAS DEL NARRADOR:
(1) EMT: Electromagnetotech, la competencia de IMPROTECH.
(2) Tengo que decir que esto de la "operación" es lo más emocionante y aterrador que me ha pasado nunca hasta el momento, incluso más que mi primer examen de Dibujo Técnico I en Ingeniería de Telecomunicaciones.
(3) Nooooo, Diana, no nos escuches nunca... El heavy no te pega. ¿O le gustará? Mmmmm… No creo. ¡Qué corte!
(4) Quería, pero no tuve valor, Diana. Y luego me caí..., tú sabes.
(5) ¡Turrón!, te han descubierto, ¿no podías estarte quietecito? Al final tendré que comprarte un jaula...
- (Ñe, ñe, ñe, ñe, …) -susurraba, como tratando de consolarme, mientras mi dolor físico del golpe de la caída se me iba apagando.
Él dice el típico ñe en distintas entonaciones, entre los sonidos propios del hurón; lo tengo alojado en casa pero en realidad fue él quien me eligió a mí, hace muchos años...
Tengo que tratar de averiguar sus necesidades a través de sus aproximaciones y caricias, sus golpecitos con las patas, sus sonidos animales y las diferentes entonaciones de la única sílaba del lenguaje verbal humano que se le permite pronunciar: "ñe".
Bueno, miento. Se le ha concedido el don de pronunciar una frase, un enunciado al día. Esas frases... siempre me parecieron enigmáticas, en ocasiones puede pasar mucho tiempo hasta que logro comprenderlas... y nunca sé si las he llegado a entender bien. Otras veces esas frases cobran distintos significados a lo largo del tiempo. En mis cuadernos azules las voy apuntando desde mis once años.
Ahora que soy adulto entiendo por qué sus frases son así. Si yo solo pudiera pronunciar un enunciado al día, me pensaría mucho qué decir y trataría de meter en él toda la información posible. Pues, una vez que se pone el punto final, vuelve la mudez.
Diana.
Cauce de agua lenta y profunda.
Akasha.
¿Naebi?
(¿Te quiero?)
(Me derriiiitooooo…)
(Como el chocolate fundidoooooo…)
(¡Mmmmmmmmm!)
(Tengo hambre.)
6
- Ñe, ñe, ñe, ñe, ñe, ...-dice rápido.
Bueno, elegiré yo mismo qué cerdito romper y pediré una pizza. Tengo que encontrar trabajo. ¿Cómo se llamará mi alma? A ver, para cumplir con mi palabra tenía que dejar IMPROTECH, claro... ¿En qué condiciones se encontrará mi alma, un río desbordado o un estanque lleno de ranas? Pero no puedo estar sin trabajar, no puedo pasarme el día corriendo, haciendo pesas con la bici, y recogiendo y limpiando el salón cada tres horas. ¿Eh, Turrón? ¿No te parece? ¡!Porque tú también comes!!
¿Y mi espíritu? ¿Tendrá nombre?
Los chicos quieren que vuelva. Su nuevo bajista es bueno pero muy borde, según me han dicho, y al parecer mi atuendo de la otra vez provocó un impacto tal en el público, así, por inesperado y el contraste, que ahora no ven mal que vista así. He dicho que sí, claro, somos colegas. Quieren quedar para ensayar y todo eso.
Diana me puso un mensaje muy largo por correo electrónico. Le he dicho a todo que sí... Así que ahora estoy en dos grupos: mi grupo heavy de siempre y otro de música experimental que no sé yo... Aquí tengo su correo (lo he imprimido; je, je, je): voy a leerlo por vigésimo cuarta vez hoy:
Hola, Demian:
Perdóname por dejar pasar tantos y tantos días hasta volver a comunicarme contigo mediante este correo. Me ha costado hacerlo. Jamás pensé que me atrevería a hablar contigo aquella mañana. Gracias por recibirme en tu casa y por escucharme ese día, espero que estés ya recuperado del golpe. Estuvo bien la tarde que echamos al día siguiente, ¿verdad?, lo menos que podía hacer por ti era llevarte de compras con nosotras y comprarte algunas cosas. ¡Ya he visto de nuevo lo bien que te queda el jersey naranja! Es una monada, a ti te queda genial. Le caíste muy bien a Sonya, por cierto, dice que eres muy gracioso... Pandora te envía saludos con su permanente sonrisa que nunca sabes lo que significa.
Sé que estás cumpliendo con la promesa que me hiciste, veo que eres un hombre de palabra. Jamás podría haber pensado que dirías que sí a una propuesta tan radical... Ahora que no estás en IMPROTECH me he puesto en contacto con los de EMT (1) y veremos si ellos cumplen con su palabra, dejan a mi hermano en paz y te dan a ti alguna clase de recompensa... Te van a mandar gente para montar la operación pronto y entramos en acción (2).
Me encantaría compensarte de algún modo, pero ahora no tengo tanto dinero como para ayudarte. ¿Tratarás de encontrar trabajo? Me encantaría saber que vuelves a trabajar...
He podido comprobar por segunda vez que te queda bien el jersey porque te he visto en una foto. Unos amigos del trabajo habían ido al concierto y te vieron. Estaban compartiendo fotos vuestras y decían que lo bordaste con Ancestros. No sé, yo nunca os he escuchado (3), imagino que estuvo bien. También me he enterado de que te han echado del grupo. Nadie sabe bien por qué, pero tengo la sensación de que tu ropa tuvo algo que ver, ¿por qué te pusiste esa? La verdad, me siento mal por ello, pero tal vez pueda ayudarte si para ti es importante tocar: una amiga mía está montando un grupo de música experimental y necesitan un bajista. Me he tomado la libertad de darles tu dirección de correo, quieren verte. Como no nos pasamos los teléfonos, … No me lo pediste (4).
Bueno, ¡atento!, un tal Antonio irá a verte pronto para preparar la operación. Es un tipo grande y siempre sonríe.
Vi un reflejo celeste el otro día y asomaba una cola que se escondió (5).Tienes un tipo de hurón "muy especial" en casa, ¿verdad?
Nos vemos.
Gracias de nuevo.
Diana
(Me derritooooooooo…).
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NOTAS DEL NARRADOR:
(1) EMT: Electromagnetotech, la competencia de IMPROTECH.
(2) Tengo que decir que esto de la "operación" es lo más emocionante y aterrador que me ha pasado nunca hasta el momento, incluso más que mi primer examen de Dibujo Técnico I en Ingeniería de Telecomunicaciones.
(3) Nooooo, Diana, no nos escuches nunca... El heavy no te pega. ¿O le gustará? Mmmmm… No creo. ¡Qué corte!
(4) Quería, pero no tuve valor, Diana. Y luego me caí..., tú sabes.
(5) ¡Turrón!, te han descubierto, ¿no podías estarte quietecito? Al final tendré que comprarte un jaula...
Turrón y el último macarrón reinterpretado por Clara Bolaños Alba (5 años)
7
LA OPERACIÓN: EPISODIO SECRETO
Cuando vimos salir a Andrés de ese modo nos asustamos. Primero por él, claro, pero también porque supusimos que la operación había fracasado.
La mañana era soleada, un día estupendo para no estar encerrado durante horas en una caravana controlando la operación. Por suerte, Diana estaba conmigo, y también el gran Álvaro, el jefe de todo esto, y su ayudante técnico Marcos. Por seguridad, no puedo decir sus apellidos, ni el nombre real del resto de personas que intervinieron en el asunto. Por ejemplo, Andrés realmente no se llama así.
Lo que voy a contar ahora fue lo que sucedió, según me lo contaron. Parte de esta historia pude verla por los monitores de la caravana, gracias a la cámara oculta en el gorro de Andrés.
*
Cuando Chus, el guardia de seguridad que estaba en la puerta de IMPROTECH, vio venir silbando a Antonio, con una mochila cilíndrica amarilla chillona enorme a sus espaldas, ya empezó a sospechar algo, y llamó por el walkie talkie a Rogelio para que le reforzase, por si acaso. En ese momento, Rogelio estaba pensando en sus tres hijas: la morena María Rogelia, la rubia Luisa Rogelia y la pelirroja Eugenia Rogelia, nombres de reinas. Necesitaba ganar dinero para mantener sus sueños de llegar a ser famosas, y había dormido poco por todas las horas extra que hacía. Se acordó por un momento de cuando sacó un 7 en Lengua cuando iba al Insti, en 1º ESO... ¡Qué buena época! Con esos pensamientos llegó a donde estaba Chus, que impedía el paso a Antonio poniendo mala cara e interponiendo su cuerpo entre la puerta y él.
- ¡No me gustas, chaval, ya lo vas sabiendo! -le dijo a Antonio, poniéndose de puntillas.
- ¿Qué pasa, jefe? Solo estoy dando un paseo...
- ¡Ahora, Rogelio!
Los dos guardias se lanzaron sobre Antonio como dos velocirraptores sobre su presa pero a este le dio tiempo antes a apretar un botón oculto en la manga de su abrigo que lanzó a Andrés, que iba escondido en su mochila, como un proyectil de un bazooka, dentro del edificio.
Todo estaba controlado: Andrés dio varias vueltas en el aire y cayó de pie como un gato, corrió tan rápido como una liebre hasta el ascensor y, ya en la quinta planta, se escabulló hacia el laboratorio F-504. Allí, dos científicas de IMPROTECH, Laila y Fresa, le darían los documentos secretos.
Entró tan de golpe, y ellas estaban tan nerviosas, que se asustaron de su presencia y, sin poder evitarlo, golpearon a Andrés como dos leonas salvajes: mientras Laila le dio el primer bofetón, Fresita cogió el extintor y le dio con él varios golpes en la cabeza. Ya en el suelo, cada una con un zapato en la mano, le arrearon como si fuera una cucaracha bocarriba: ¡pim-pam, pim-pam, pim-pam, …! Menos mal que Andrés se pudo quitar el pasamontañas y le pudieron reconocer. Sin embargo, Fresita seguía golpeándole. No podía parar, Laila tuvo que agarrarla.
- Dra. P., pare ya, por favor -le aconsejó Laila.
Medio curaron a Andrés como buenamente pudieron en un laboratorio de química. Cuando este se recuperó, le vendaron bien para así disfrazarlo de algún modo. Provocaron una pequeña explosión y simularon un accidente en el laboratorio con un sujeto herido, voluntario de un supuesto experimento.
Justo cuando ya iban a salir a la calle, Rogelio, con un ojo morado, le dijo a Laila:
- Stop, baby!
Los tres se temían lo peor.
- ¿Qué pasa, Rogelio? ¿Por qué no nos dejas pasar?
- No, antes de marcharos, tomad.
Y les dio a cada una sendas entradas para el concierto de sus hijas, el sábado a las 20:30 h. en el Gran Auditorio (ese es el nombre de un pequeño garito de la ciudad).
- Menuda movida , Dra. P., Dra. R. Se ha colado un tipo y hay que encontrarlo -en ese momento pasaban justo detrás de Rogelio cinco bomberos especializados de IMPROTECH a mitigar el incendio del laboratorio F-504. Chus se acercó. - ¿No lo habréis visto, verdad?
- ¿Nosotras? ¡Nooooo, para nada! Bastante hemos tenido con lo nuestro hoy, Roge.
De las dos, siempre era Laila la que hablaba. Fresa era una gran científica, pero muy tímida, reservada, tranquila y poco habladora, a la vez que muy tierna y bondadosa, eso todo IMPROTECH lo sabe, es muy querida allí.
- Pero -preguntó Laila, que no pudo contenerse las ganas -, ¿tú sabes que los ascensores tienen cámaras de seguridad, verdad?
- ¡No me digaaaaas! -contestó incrédulo Chus, que se quedó con la boca abierta, pensando que jamás volvería a poner caritas cuando fuera en el ascensor.
- ¡No me gustas, chaval, ya lo vas sabiendo! -le dijo a Antonio, poniéndose de puntillas.
- ¿Qué pasa, jefe? Solo estoy dando un paseo...
- ¡Ahora, Rogelio!
Los dos guardias se lanzaron sobre Antonio como dos velocirraptores sobre su presa pero a este le dio tiempo antes a apretar un botón oculto en la manga de su abrigo que lanzó a Andrés, que iba escondido en su mochila, como un proyectil de un bazooka, dentro del edificio.
Todo estaba controlado: Andrés dio varias vueltas en el aire y cayó de pie como un gato, corrió tan rápido como una liebre hasta el ascensor y, ya en la quinta planta, se escabulló hacia el laboratorio F-504. Allí, dos científicas de IMPROTECH, Laila y Fresa, le darían los documentos secretos.
Entró tan de golpe, y ellas estaban tan nerviosas, que se asustaron de su presencia y, sin poder evitarlo, golpearon a Andrés como dos leonas salvajes: mientras Laila le dio el primer bofetón, Fresita cogió el extintor y le dio con él varios golpes en la cabeza. Ya en el suelo, cada una con un zapato en la mano, le arrearon como si fuera una cucaracha bocarriba: ¡pim-pam, pim-pam, pim-pam, …! Menos mal que Andrés se pudo quitar el pasamontañas y le pudieron reconocer. Sin embargo, Fresita seguía golpeándole. No podía parar, Laila tuvo que agarrarla.
- Dra. P., pare ya, por favor -le aconsejó Laila.
Medio curaron a Andrés como buenamente pudieron en un laboratorio de química. Cuando este se recuperó, le vendaron bien para así disfrazarlo de algún modo. Provocaron una pequeña explosión y simularon un accidente en el laboratorio con un sujeto herido, voluntario de un supuesto experimento.
Justo cuando ya iban a salir a la calle, Rogelio, con un ojo morado, le dijo a Laila:
- Stop, baby!
Los tres se temían lo peor.
- ¿Qué pasa, Rogelio? ¿Por qué no nos dejas pasar?
- No, antes de marcharos, tomad.
Y les dio a cada una sendas entradas para el concierto de sus hijas, el sábado a las 20:30 h. en el Gran Auditorio (ese es el nombre de un pequeño garito de la ciudad).
- Menuda movida , Dra. P., Dra. R. Se ha colado un tipo y hay que encontrarlo -en ese momento pasaban justo detrás de Rogelio cinco bomberos especializados de IMPROTECH a mitigar el incendio del laboratorio F-504. Chus se acercó. - ¿No lo habréis visto, verdad?
- ¿Nosotras? ¡Nooooo, para nada! Bastante hemos tenido con lo nuestro hoy, Roge.
De las dos, siempre era Laila la que hablaba. Fresa era una gran científica, pero muy tímida, reservada, tranquila y poco habladora, a la vez que muy tierna y bondadosa, eso todo IMPROTECH lo sabe, es muy querida allí.
- Pero -preguntó Laila, que no pudo contenerse las ganas -, ¿tú sabes que los ascensores tienen cámaras de seguridad, verdad?
- ¡No me digaaaaas! -contestó incrédulo Chus, que se quedó con la boca abierta, pensando que jamás volvería a poner caritas cuando fuera en el ascensor.
Texto: José Alfonso Bolaños Luque. Rocío Rodríguez Sánchez ha colaborado mucho en la creación de personajes: Turrón es fundamentalmente suyo, y también a la hora de elegir nombres (Turrón, Diana, Demian son suyos también). Es un placer trabajar junto con la persona que ilustra esta historia como un proceso creador unitario. La palabra "Ñe" es invención de mi hija Irene Bolaños Alba y me la ha prestado para Turrón; es la primera lectora de estos episodios y, de momento, me ha dado el visto bueno. Está invitada a participar, como todos los demás, tanto en aporte de ideas como en la redacción de textos, incluso episodios completos.
Fotografías de flores: http://photopin.com
Ilustraciones originales de los episodios: Rocío Rodríguez Sánchez
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