domingo, 11 de marzo de 2012

EDUCACIÓN, RELIGIÓN Y SOCIEDAD: LA EXCUSA AHORA SE LLAMA "MANIFESTACIÓN CULTURAL"

Lo siento mucho para el que no lo vea así, la realidad es que se puede ser español, incluyendo virtudes y defectos, idiosincrasia y forma de ver la vida, sin ser culturalmente católico. Y digo "culturalmente católico" por no entrar ahora en un auténtico debate religioso, es decir, del ser humano enfrentado a Dios, en su necesidad de Dios, en su sed de eternidad, de buscar la verdad, y de querer ser coherente en sus convicciones. Y esto, por más que muchos cofrades reconozcan que no creen en la existencia de Dios, por más que muchos católicos declarados no vayan a misa ni sigan los dictados de vida de la religión que profesan, por más que muchos ateos declarados participen con emoción de las ahora llamadas "manifestaciones culturales" católicas. No hace mucho, cuando el Nacionalcatolicismo estaba por encima de jueces, autoridades públicas y del mismísimo Franco, se imponía esa idea: la espiritualidad de España, su indisociable unión con el catolicismo romano, la idea de una España sacra desde los tiempos del origen del mito de Santiago Matamoros, de una raza apostólica romana. Ahora, el eufemismo o excusa se nombra, en democracia, "manifestación cultural". Yo, particularmente, y a un nivel íntimo, he decidido desterrar de una vez de mi mente cualquier atisbo ya de atribución de ni siquiera una mínima parte de verdad a este eslogan propagandístico que tan buenos réditos le está dando a una institución (que es a la que me refiero, y no a la fe sencilla y sincera de un católico convencido) que se ha sabido imponer usando de todos los medios disponibles, en función del momento histórico, incluida la persecución, la tortura y la censura.
          Se puede ser 100% andaluz sin ser católico (ni de verdad ni culturalmente); decir lo contrario es negar a Andalucía, a los andaluces, su libertad como personas para elegir sus creencias, para tener ideología propia, pensar y decidir en conciencia. Pretender imponer aquella idea atenta contra esta libertad, da igual el medio que se use para fomentarla. España es un país mayoritariamente católico-cultural, qué duda cabe, pero también qué remedio le queda, tras cinco siglos de contrarreforma implacable y activa. Sin embargo, andaluces eran los predicadores del patio de los naranjos de la Catedral de Sevilla en el siglo XVI, andaluz fue Antonio Machado (¡qué paradójico, Antonio, que se toque tu saeta, la melodía que le puso Serrat a tu saeta, por bandas cofrades en pasos de un Cristo por siempre colgado!), Federico García Lorca, y tantos y tantos.
      Ya desde un punto de vista legal, que no cultural, tengo la oportunidad de ser español de primera, y no de tercera, sin ser católico. Hasta hace poco no se podía. Con la actual Constitución de 1978 y la Ley de Libertad Religiosa sí. Yo no soy católico, pero voto, pago mis impuestos, trabajo para el Estado y tengo los mismos derechos que cualquier otro ciudadano español (o al menos sobre el papel), y también las mismas obligaciones. En concreto, como cristiano evangélico, hago mías para mis lectores las palabras que Juan Antonio Monroy dirigió al rey Don Juan Carlos en carta de 3 de octubre de 1976 (entonces yo tenía 7 meses vida): "Pero no nos olvide usted, Majestad" -terminaba así su carta-. "Nosotros también contamos. Nuestra Comisión de Defensa Evangélica está preparando un dossier en el que le expondremos detalladamente nuestra situación y nuestros problemas y de nuestras reivindicaciones como ciudanos españoles que no queremos serlo más de tercera fila, sino en plenitud de derechos y de obligaciones. Nosotros contamos para Dios en el reino eterno; queremos contar igualmente para España y para la Corona en esta hora crucial que está viviendo el país." Le había dicho antes al monarca: "[...] Cuando de actos religiosos se trate hable en nombre de los católicos de España, pero no en nombre de todos los españoles. Porque una considerable minoría no somos lo que aquí se conoce por católicos. Pero sí somos españoles." Y prosigue: "Nosotros, Majestad, nunca hemos dado motivos para que se nos imagine antiespañoles; más bien hemos suministrado pruebas de todo lo contrario. [...] Nosotros somos españoles. Amamos a nuestro país y estamos dispuestos a aportar lo que esté a nuestro alcance para contribuir a su engrandecimiento" (tomado del libro Un Protestante en la España de Franco, Noufront, 2011, pp. 289-291).
     También soy español 100% culturalmente. Ya sí. Yo sí. Sin resquicios de dudas. Los que, al igual que hiciera el intransigente y radical Menéndez y Pelayo, fomenten la idea de españolidad o andalucismo asociada al catolicismo apostólico romano, están cometiendo un grave error, y sobre todo en educación. Y, particularmentete en Andalucía, parte de esos alentadores se encuentran en la propia Administración, servidores públicos, incluyendo Inspectores, Equipos Directivos y profesores y maestros. Con ello, y sobre todo refiriéndome a estos últimos, no les atribuyo mala intención, pero sí un apoyo, consciente o inconsciente, a la misma idea falaz de siempre. Y es evidente que se están dando pasos atrás. Cuando abandoné como alumno, porque los terminé, mis estudios obligatorios (EGB, BUP)  tenía conciencia de que muchas cosas eran injustas, y no se adecuaban de ninguna manera a la idea tan pregonada de que "todos somos iguales". Cuando vuelvo al cole como profesor, observo que todo sigue más o menos igual (de mal), y que incluso en algunos aspectos va a peor, con el respaldo y fomento de la propia Administración. Cuando yo hice el COU, no existía en ese curso la hora de Religión (ni de Educación Física ni otras). Hoy en día no sólo sigue existiendo esta asignatura en la Educación Obligatoria, sino que además aparece en la educación no obligatoria: Infantil (¡de 3 a 6 años!) y Bachillerato (incluso 2º).
      Recibo como padre de una alumna una nota del Equipo de Infantil de un CEIP (cuyo nombre es Pío XII, ¡toma ya!, ¿y esto otro?, ¿no tiene ya la Iglesia Católica suficientes concertados y privados para que en los públicos se pongan estos nombres, de modo que la Administración permita que sus Centros públicos se llamen "Virgen de..., "San Noséquién" o "el Papa Cuál", por más que lo vote un Consejo Escolar, siquiera por decoro?) ... Bueno, mi hija va a ese Colegio. Las maestras de Infantil desean hacer algo para celebrar la Semana Santa. Bien, han celebrado todo lo celebrable: Navidad, Halloween, ... Mi niña trae en su mochila una nota que empieza así: "Llega la semana Santa y con ella una de las manifestaciones culturales más importantes de nuestra tierra" (sic). La he transcrito tal cual; el subrayado es suyo. ¿Por qué lo han subrayado? Para justificarlo y dotarlo de legitimidad. Pero sobre todo para evitar problemas y malos entendidos. Yo, como padre, por un lado lo agradezco. Han tenido un detalle; no desean herir sensibilidades. Me lo creo, de verdad, no observo nada reprochable en su actitud: para ellas es una fiesta, como las otras, una manifestación cultural, muy arraigada en Bollullos de la Mitación; tienen además el respaldo del Colegio y de la propia Inspección. Así que, con todo, estoy agradecido por el sesgo cultural que le quieren dar a esta manifestación religiosa contrarreformista (en el siglo XVI y ahora, o si no, vayamos a las cartas pastorales y otros documentos de obsipos y párrocos cuando se refieren a ella). Y no lo digo sólo por este subrayado. Ya en Navidad (fiesta cristiana) nos preguntaron si la celebramos también los evangélicos, para no meter la pata con mi hija, que es su alumna. ¡Claro que la celebramos! Pero muy bien hecho: si no se sabe algo, lo mejor es preguntarlo, y no quedarse con dudas o, lo que es peor, manejar información de segunda mano. Nosotros estamos deseando hablar y expresarnos, entre otras cosas para que no se nos vea como bichos raros. Así que, a ellas no les voy a poner ningún reproche, porque en el fondo el subrayado es un modo de manifestar su deseo de no molestar, de que la actividad sea simplemente una actividad escolar. Pero también es una manera de poner de relieve que saben que es un tema un tanto espinoso en el momento en el que hay alumnos de otras confesiones religiosas en el aula (los ateos y agnósticos no suelen dar problemas). No les voy a agradecer, por dignidad personal, que no sea precisamente este colegio tan extremoso en estos temas como sí lo son otros cercanos, pero es algo a considerar. Los hay públicos que tienen una gran Virgen del Rocío en el patio, guarderías del Aljarafe hay a los que niñas van de mantilla, niños de nazarenos (de 0 a 6 años).  ¿Inspección consiente esto porque...? ¿Delegación no impide esto porque...? ¿Y dónde está lo de la Atención a la Diversidad, lo de la heterogeneidad, ...? Por un momento se me pasó por la cabeza escribirle a la seño y compañía una nota, pero yo soy del gremio y sé cómo sienta la carta de un padre, por mucho que se usen atenuantes y fórmulas de cortesía. Y yo, a estas profesionales de algo más que la tiza, no les quiero tocar ni afectar negativamente de ninguna manera (aparte de que estoy contento con el colegio, el equipo de infantil y la maestra y los compañeros de mi hija). Ahora, la dichosita fórmula "manifestaciones culturales", que no es suya, se las trae y, como diría el humorista José Mota, "lleva veneno amasao". Es la misma que usa la Iglesia Católica para recaudar aún más a base de subvenciones de templos y obras de arte, para que todos los españoles, católicos o no, paguemos el mantenimiento de sus edificios (aunque luego nos cobren por verlos o, en algunos casos, no se nos premita el acceso como turistas). A mí, que siempre he pensado que la enseñanza de los valores religiosos (incluidos los culturales) deben darse en casa y en la iglesia (o la sinagoga, o la mezquita, o la congregación, ...)  e incluyo mis propias creencias, no entiendo por qué es necesaria la escuela para fomentar y enseñar estos valores "culturales". ¿Es que no se va a paralizar Bollullos, no se va a paralizar Sevilla, con procesiones visibles y música audible? ¿Tal vez los padres católicos no hablen a sus hijos de la Semana Santa? ¿El cura de la parroquia a la que les llevan no menciona esto?¿Los niños no se van a enterar? ¿No va a aparecer en todos los medios de comunicación, en todos, con independencia de la línea editorial del medio?¿No es suficiente el culto del ejército de todos los españoles, el homenaje de la Guardia Civil con medallas de tal o cual hermandad (no como católicos van, sino como guardias civiles al frente de alguna que otra procesión, de algún que otro paso)? Y, en todo caso, ¿no tienen ya la mayoría de estos niños una hora de religión católica específica para hacer estas actividades? Y no sigo por no hacerme extenso, y porque un escrito de 20 minutos me ha llevado 2 horas por culpa de la conexión a internet que tengo en este Bollullos de la Mitación. Así que, termino con esta pregunta: ¿en serio es necesaria la escuela pública para estas cosas?

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