jueves, 17 de julio de 2014

Plan Lingüístico de Centro y Competencia Comunicativa (II)

 

LOS TRES CUADERNOS



Otra propuesta de Orientaciones metodológicas para la elaboración y puesta en marcha de un Proyecto Lingüístico en los centros de la comunidad autónoma de Andalucía interesante y, al presente, original, es el de los tres cuadernos, aunque se nos antoja un poco difícil de aplicar en la actualidad en nuestra Comunidad, y puede ser bastante "complicado" a nivel práctico para la mayoría de los docentes. No obstante, antes de exponer en este blog de una manera más sistemática un desbroce de Orientaciones metodológicas ... a modo de resúmenes y esquemas progresivos, comentaremos este aspecto que nos llama la atención. En la siguiente entrada de blog relacionada con este tema, completaremos este artículo con algunas reflexiones críticas personales y subjetivas que tienen el interés de que proceden de un docente de Lengua de Andalucía, lo cual puede ser un buen contrapunto a las ideas de documentos pedagógicos, estudios y propuestas generales, si se toman, eso sí, en el buen sentido, de forma constructiva.

           

PLC: El uso de los tres cuadernos


      Recordamos que hacemos una exposición desde el punto de vista de un centro que desea poner en marcha un Plan Lingüístico de Centro (PLC) y que toma como referencia las Orientaciones metodológicas... Es decir, un centro educativo andaluz (nosotros lo imaginamos de Secundaria) que está examinando el documento con el propósito de implantar progresivamente en su práctica docente las directrices que allí encuentra, muchas de las cuales se exponen a modo de sugerencia.
      En este documento de referencia encontramos una propuesta metodológica para la que no es necesario un PLC (es decir, lo puede practicar un Centro per se, si aparece en su Proyecto Educativo); en este sentido, da la sensación que además de esbozar unas bases metodológicas para poner en marcha un PLC se aprovecha el texto para dar a conocer novedades educativas en general. De todos modos, dado lo interesante de la propuesta, no estaría de más que, bien a través de un PLC, bien de otro modo, se impulsen actuaciones metodológicas que abarquen desde el docente en su aula hasta el Centro al completo, si bien hay que tener muy presente que, por muy potente o efectiva que nos parezca una herramienta, eso no prueba su efectividad. O, dicho de otro modo, pretender que estos instrumentos u otros cualesquiera se apliquen por fuerza, sin que el docente sepa o quiera hacerlo, por falta de convicción, por prejuicios, o sencillamente porque le funciona otra cosa o sabe de antemano que determinado sistema, con él, no va a funcionar.

     Estos materiales que se recomiendan son los siguientes:

1. Cuaderno del alumno. Conforme a las recomendaciones del Porfolio Europeo de las Lenguas, resulta muy aconsejable que el alumnado conserve todas sus producciones escritas o los guiones de tareas orales en un dossier o carpeta de trabajo, bien en el aula, o bien custodiada por cada profesor o maestro.
 
      Desde mi propia experiencia docente, debo decir que el trabajo con un porfolio físico, es decir, tener una carpeta enorme para cada grupo, y adjudicar un apartado a cada alumno para ir archivando todas sus producciones, tiene unos potentes pros y contras. Los contras se pueden intuir: exige al profesor (que está a 20 horas de docencia) un continuo esfuerzo de corrección y retroalimentación hacia el alumnado bastante difícil, por no decir utópico, de soportar, si vamos a incluir en él cada una de las producciones de cada alumno, cuando además se está impulsando desde el propio PLC que haya muchas de esas producciones. La sensación es, para que se me entienda, de estar constantemente corrigiendo exámenes. Cualquier docente reconocerá que se trata, entonces, de una fatigosa tarea, cuánto más si este docente es de Lengua. Desde mi punto de vista, y dado que la mayoría de las Programaciones Didácticas asignan un 49% a Pruebas Programadas y un 51% a Observación Continuada a la hora de calificar, lo mejor es que las actividades más del día a día estén en el cuaderno del alumno y sean de Observación Continuada (y este cuaderno se revisa con cierta periodicidad) y que se seleccionen determinadas tareas de mayor elaboración o interés para el porfolio, incluyéndose como Pruebas Programadas y, por tanto, otorgándoles un rango similar a un examen, lo que para el alumno es psicológicamente significativo y activador. Los pros son bastante obvios, siendo el más importante que se hace un verdadero seguimiento individualizado del cada alumno, mucho más que con revisiones generales de cuaderno. El porfolio, además, debe ir desplazando al examen como método de evaluación, siendo aconsejable usar el sistema de rúbricas, pues si no el trabajo que se exige a docente y alumnado es excesivo e inabarcable, pues se solapan o superponen unos a otros (se acumulan, mejor dicho). Mi recomendación es combinar diferentes métodos pero con buena dosificación. Sólo la experiencia puede indicarle al docente el mejor uso que puede hacer del porfolio.

                   
  
2. Cuaderno de área. Como instrumento planificador, también resulta muy útil que cada área o materia confeccione su propio cuaderno donde se proyecten las tareas y actuaciones previstas para cada curso y para cada asignatura del departamento o ciclo. En el mismo figurarían los textos seleccionados para hacer cuestionarios de lectura comprensiva, el catálogo de lecturas con las oportunas actividades de explotación lectoras, las tareas de investigación que se propondrán, propuestas para trabajar la dimensión oral y el resto de compromisos adquiridos.
     Sinceramente, este cuaderno me parece bastante complicado de implementar en un Centro que no esté acostumbrado a trabajar así. En mi opinión, habría que ir introduciéndolo por pasos. Se puede empezar fomentando que en las Programaciones Didácticas exista una Hoja de Registro homologada para ese Departamento, que van a usar todos los profesores y a entender cualquiera que lo lea (padres, alumnos, inspectores, docentes sustitutos, ...). Esta Hoja de Registro, además, debería dejar cierta libertad al docente para definir las tareas, pues lo que le funciona a uno no le tiene por qué funcionar a otro, y lo que queremos es que el alumno aprenda lo mejor posible con el docente que tiene, que es el que le toca. Esto se llama optimizar recursos. Si un docente de Lengua, por ejemplo, comunica muy bien y transmite a través de la poesía, la Hoja de Registro ha de ser lo suficientemente flexible para que ese docente se sirva más que los demás de actividades con poesía, encajándolo en ítems un poco más generales que tienen, no obstante, objetivos muy concretos y son comunes a todos los profesores de la asignatura. Sería un paso previo hacia ese cuaderno.



3. Cuaderno de centro. Finalmente, sería adecuado elaborar un cuaderno que acoja las actuaciones que todos los departamentos o equipos de ciclo han planificado a lo largo del curso, recogidas en una tabla que dé cuenta, de forma esquemática, de las actividades organizadas en el tiempo y un breve informe, que desarrolle de manera pormenorizada tales propuestas.
Este lo desconocía, y me parece a priori muy útil para que todos tengan una visión clara y de conjunto de lo que se va a hacer en el Centro con respecto al PLC y pueda organizarse y dirigirse adecuadamente; especialmente para Equipos Directivos y miembros de ETCP. Será útil por lo mismo para otros ámbitos: por ejemplo, para organizar y dosificar Actividades Extraescolares en centros donde se proponen muchas.    

Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imágenes: http://photopin.com

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