El texto no es actual: es del momento que se describe (bueno, del momento después de bajar del coche). La imagen es de una alumna del IES Juan Ciudad Duarte, que me regaló, retrató a una de ellas según una breve descripción mía. En cuanto la identifique inserto aquí su nombre.
Tus preciosos movimientos estereotípicos, ¡qué lindos!, perpetúan en ti tu inocencia y la belleza de tu infancia. Algunos habrán dicho que se trataba de un problema a erradicar a golpes de terapia cognitiva-conductual, porque tal vez alguno se metió contigo en el colegio por ese motivo y se rio de ellos en el instituto. ¡Qué lejos de la verdad! Vas en el coche, escuchando mi música, la que oía yo en los noventa en mi primer año de Universidad. Miro por el retrovisor y te veo moviendo las manos arriba y abajo, porque estás disfrutando de esas canciones, sé que estás feliz en ese momento, tus gestos de suprema alegría, tan tuyos, los trajiste desde que naciste.
Tu hermana también tiene. Cuando era muy pequeña, parecía un pajarito queriendo volar por primera vez, aleteando sus manos. Ahora lo que hace es golpearse los muslos por su parte delantera, sus peculiares aplausos, vuestras inequívocas manifestaciones de gozo.
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