martes, 16 de septiembre de 2025

"LOS PERSAS", DE ESQUILO. IMPRESIÓN LECTORA.

 


La tragedia más antigua conservada de Esquilo, Los Persas, es la única que no pertenecerá ni al ciclo tebano ni al troyano, sino a la época del propio tragediógrafo. El más serio de los tres grandes, muy patriota, es curioso que en esta exaltación de la victoria de Grecia sobre Persia (especialmente de Atenas), el punto de vista esté en los persas y no en los griegos. Ese "toque" es magnífico. Pienso en el amor-odio, a ver, tu encarnizado enemigo acaba siendo parte de tu vida. Si vences, tal vez lo añores en cierto modo, o puedas compadecerte de él. No puedo dejar de pensar, al reflexionar en ello, en la novela morisca que tanto gustó en el XVI, El Abencerraje, esos lazos de amistad o amor dentro de la rivalidad, esa nostalgia por un enemigo que ya no está. O su fascinación presente: porque no estaban en la Península, pero la Berbería, los otomanos, ¡ay, Cervantes! Pero volvamos a Esquilo, no me quiero desviar tan pronto.

     Los Persas formaba parte de una trilogía, ¡claro!, en Atenas era así, se presentaban tres tragedias por autor, que competían. Las otras dos se han perdido. La tríada era Fineo, Persas, Glaudo de Potnia. A la terna trágica se le añade, para destensar al público, en este caso el drama satírico Prometeo (pero no lo confundas con Prometeo encadenado, este que digo es drama satírico, repito).

     Pero esto es una impresión lectora, y no la reseña de una obra clásica muy estudiada y comentada por expertos, entre los que no me encuentro. Voy a aprovechar, en mi más puro y caótico estilo, a modo de paréntesis o digresión, para poner de relieve tres aspectos muy tangenciales y personales, anecdóticos casi, aprovechando mi reciente relectura de Los Persas, y después retomo el hilo. Leo a Esquilo en la edición de José Alsina Clota (Cátedra; Madrid, 1998), textos que el mismo Alsina traduce. Adapta el verso clásico griego a los más acordes en español (alejandrino, endecasílabo, ...). Usa un español hasta cierto punto arcaizante, y por supuesto culto,  y hace bien, transmite mucho así. Bueno, pues encuentro dos ejemplos del uso de la preposición cabe (cuyo significado es 'junto a'): ... ay, ay, por un destino / que los aniquiló antes que a los otros / cabe las costas cicrias / ..., y también ... las que se sienten orgullosas cabe / la ancha corriente de Hele... Si lo destaco es porque soy profesor de Secundaria. Me precio de haber tenido muy buenos profesores de Lengua en mi etapa escolar. Tengo 49 años y en mi época, al menos en mi colegio, sabíamos que cabe y so eran preposiciones y que ya no se usaban. Nunca aparecieron en la famosa lista de preposiciones que había que saberse de memoria, aunque había maestros que todavía las tenían en la nómina. Me las encontré mucho después, al leer clásicos, mucho después. Las que no estaban eran durante y mediante, porque se consideraban adverbios. La lista de las preposiciones sigue un orden estrictamente alfabético, sin embargo muchos chicos de hoy en día se las saben al final, después de tras: los maestros les hacen memorizarse la lista que ellos se saben de carrerilla y luego les añaden estas dos. Bien, pues a día de hoy, como cada año, todavía llegan niños a 1º de la ESO que se saben las preposiciones con cabe y so de memoria en la lista, aunque no las hayan visto en su vida en uso. Que cada uno valore esto como quiera.

     Se ha puesto de moda, por otra parte, decir que hay una palabra en español que se puede decir pero no escribir. Es el imperativo sal más el pronombre le. Al juntarse pronunciamos una l geminada y eso nuestra ortografía es incapaz de reproducirlo. Podemos decir trae, tráele; da, dale; pasa, pásale; ...; pero cuando se llega a sal... Aquí en Los Persas me encuentro con este verso: y con él sale al encuentro. El espíritu de Darío le está diciendo a su esposa, la reina, que salga a recibir a Jerjes con un  vestido lujoso puesto. Yo no sé si ese sale es para Alsina una variante arcaica de sal o su solución para sal+le, que es lo que me ha parecido y podría asegurar que es.

     Y lo tercero tiene que ver con las interjecciones, que a mí me encantan. Lo que voy a apuntar no es solo en Los Persas, sino también vale para las otras tragedias, y cuando aparezca aquella que a mí me hizo sonreír con eso lo volveré a mentar. Las interjecciones no significan, expresan. A mí me encantan; tanto, que mi segundo poemario (y su poema estrella) se llama ¡Ah!, la interjección en nuestro idioma que es capaz de expresar casi cualquier emoción. Al traducir Los Persas, tenemos dos en español: ¡ay! y ¡oh! Pero luego aparecen otras dos griegas: una es ¡io!, que me parece muy sonora y que agradezco, me trae la identidad expresiva griega. Pero es la otra la que me llama más la atención: ¡ototoi! Y lo hace porque el -to- de ototoi se puede duplicar cuanto se quiera, y en estos textos parece hacerlo de forma progresiva: ototoi, otototoi, ototototoi, ... ¡Eso sí que es expresivo! Me recuerda a nuestro tatara- de lenguaje infantil: tataranieto, tataratataranieto, tataratataratatarnieto, ...

    Bueno, y por lo demás, ¿qué puedo decir yo? Es una tragedia, y clásica, y del serio Esquilo. El hado está regido por los dioses. El gran pecado, la soberbia, el hybris, viene dado por Ate, el dios del error. La alegría de haberse librado de la gran amenaza persa en Salamina se celebra, y no es para menos, desde el otro lado, desde el lamento persa por ello. Con patriotismo, declarando a Grecia irreductible, considerándola no nacida para el sometimiento y la esclavitud. Pero sin saña, con cercanía. Hay un lamento, además de una aceptación del destino y un temor por el futuro del imperio persa, pero no solo es lo nacional: lo personal, el dolor de las viudas, se expresa aquí también, diríamos hoy que hay cierta empatía de Esquilo hacia sus enemigos, eso que decía al principio. 

     Es un texto serio, sobrio, para mí ese es su encanto.

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