sábado, 29 de marzo de 2014

Matemáticas y Poesía (I)

MATEMÁTICAS Y POESÍA:

INTRODUCCIÓN

 
 
 
 
Comienzo aquí una serie de artículos que pretenden tocar, no solo las relaciones entre las matemáticas y la poesía, sino asimismo trascender esta temática a todo cuanto nos lleven las reflexiones y los descubrimientos que vayamos haciendo, hasta agotar los caminos. Los caminos, digo, y no el camino; no ir a la deriva, sin más, pero sí recorrer las distintas ramas del fractal que se vaya formando ante nosotros.
     El poeta es creador, re-creador del mundo. Observar la matemática de la poesía no es trivializarla, ni reducirla. Las matemáticas del mundo físico, el lenguaje de las leyes del Universo, el descubrimiento de regularidades en la Naturaleza no perturba ni su grandiosidad, ni su realidad, ni su belleza. Más bien las acrecientan. Solo un concepto sesgado y parcial de la poesía, o erróneo de las matemáticas, pueden llevar a pensar en que no existe una relación estrecha entre ambas, o que dicha relación es anecdótica o intrascendente. La poesía re-crea el mundo, o crea su mundo y este, como el nuestro, es más de lo que parece. Es belleza y fealdad, dice lo que dice y se sobrepone a su vez a lo que parece querer decir: esconde símbolos como tesoros enterrados que descubrir; anticipa verdades como profecías bajo el ropaje del juego; es metáfora y, por tanto, es lenguaje, es lengua viva y de nueva forja. Cada realidad física y fisiológica, cada realidad de lo ya creado, esconde tesoros enterrados que se descubren cada vez que puede descifrarse su fórmula. Y esto es sabido desde tiempos muy remotos.
Obsérvese, si no, el número áureo, que nos aparecerá cuando hablemos del soneto. Ese extraño número de nombre poético que da forma a la concha del caracol y al universo al completo. La poesía y las matemáticas parecen llevarnos a la verdadera realidad de las cosas, como creía Bécquer, y nos hacen creer que todo es símbolo de otra cosa.
 
 
 
     Esta serie igual podía haberse llamado De Prólogos. Hay libros deliciosos que tienen estudios previos deliciosos, ya lo comenté en otro lugar. Y nosotros, para empezar, vamos a acudir a uno, de Antonio Carvajal a los Sonetos espirituales de Juan Ramón Jiménez. Su Memoria inmortal es un prólogo que leo cada cierto tiempo, igual que el de Torquil Duthie a su selección del Kokinshu. En nuestro caso, tomaremos el principio del prólogo de Carvajal y lo glosaremos y ampliaremos. Él nos va a llevar a la comprensión de las matemáticas del ritmo y el cómputo silábico de la sextina y el soneto y, con este, aparecerá el número áureo. Aquí, creo, nos pararemos, y trataremos de explicar un poco su importancia, o, al menos, dar alguna referencia bibliográfica. Haremos notar, me parece, la relación aquí de la poesía más clásica y elevada con el puro juego, la cábala, la magia y los enigmas, lo que nos conducirá inevitablemente a Rafael de Cózar Sievert. Y, aunque nuestro interés es más por la literatura castellana, repasaremos las normas métricas del waka y el haiku japonés y, a partir de ahí, ya veremos si viajamos a China o a dónde. Recuperaremos un articulito mío publicado en Holos, para acercarnos a la combinatoria, a ver si somos capaces de ampliar algo lo que se dijo allí.
 
      No existe aquí en este blog más ánimo que aprender escribiendo. Igual que apuntábamos en la serie de preposiciones, conjunciones y sintaxis, no creemos estar descubriendo la pólvora y, en todo caso, si aquí se perfila alguna línea interesante de estudio e investigación, tal vez nos ocupemos de ella con cierta seriedad y mayores referencias bibliográficas. Si se da ese caso, lo publicaremos en otro lugar.
 
 
CURIOSIDAD: Entra en el banco de imágenes gratis http://photopin.com e introduce la palabra POETRY. Verás cuántos fractales y números áureos aparecen en imágenes relacionadas con la poesía.
 
 
Texto: José Alfonso Bolaños Luque


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