PAU COMENTARIO DE TEXTO Y LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA
Junio 2013. Examen de Selectividad Reserva a). Opción B
La prueba
OPCIÓN B
Texto
LA CARBONERILLA QUEMADA
En la siesta de julio, ascua violenta y ciega,
prendió el horno las ropas de la niña. La arena
quemaba cual con fiebre; dolían las cigarras;
el cielo era igual que de plata calcinada.
...Con la tarde, volvió –¡anda, potro!– la madre.
El pinar se reía. El cielo era de esmalte
violeta. La brisa renovaba la vida...
La niña, rosa y negra, moría en carne viva.
Todo le lastimaba. El roce de los besos,
el roce de los ojos, el aire alegre y bello:
— «Mare, me jeché arena zobre la quemaúra.
Te yamé, te yamé dejde er camino... ¡Nunca
ejtubo ejto tan zolo! Laj yama me comían,
mare, y yo te yamaba, y tú nunca benía!»
Por el camino –¡largo! –, sobre el potrillo rojo,
murió la niña. Abiertos, espantados, sus ojos
eran como raíces secas de las estrellas.
La brisa jugueteaba, ensombrecida y fresca.
Corría el agua por el lado del camino.
Ondulaba la yerba. Trotaban los pollinos,
oyendo ya los gritos de los niños del pueblo...
Dios estaba bañándose en su azul de luceros.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ, Historias [para niños sin corazón]
Cuestiones
1. Señale y explique la organización de las ideas contenidas en el texto. (Puntuación máxima: 1.5 puntos).
2.
2. a. Indique el tema del texto. (Puntuación máxima: 0.5 puntos).
2. b. Resuma el texto. (Puntuación máxima: 1 punto).
3. Realice un comentario crítico del contenido del texto. (Puntuación máxima: 3 puntos).
4. Analice sintácticamente la siguiente oración:
Trotaban los pollinos, oyendo ya los gritos de los niños del pueblo. (Puntuación máxima: 2 puntos).
5. Exponga las características de las distintas tendencias de la poesía lírica española del siglo XX hasta 1939. Cite los autores y obras más representativos. (Puntuación máxima: 2 puntos).
Cuestión 1: Estructura y organización de ideas
El texto es un poema completo de Juan Ramón Jiménez, de gran intensidad lírica basada en una breve y trágica historia, de ahí que podamos decir que presenta una estructura lineal o cronológica propia de los textos narrativos. Así, pues, el texto se divide en tres partes: Presentación, Nudo y Desenlace.
PRIMERA PARTE: PRESENTACIÓN. Primera Estrofa (versos 1-4)
- Personaje principal: una niña.
- Localización espacio-temporal: verano muy caluroso en el campo (espacio abierto).
- Inicio del problema o suceso que da pie al nudo: la niña se ha quemado al prender sus ropas.
- Causa: La chica trabaja de carbonera (lo sabemos por el título).
SEGUNDA PARTE: NUDO. Segunda y tercera estrofas (versos 5-14).
- La madre de la carbonerilla aparece montada en un potro, y se la lleva moribunda al pueblo, en un camino que se hace largo.
- La niña se dirige a ella en acento andaluz occidental, expresándole la angustia que había pasado esperándola mientras trataba de sobreponerse a las graves quemaduras que ha sufrido.
TERCERA PARTE: DESENLACE. Cuarta y quinta estrofas (versos 15-22).
- La niña muere antes de llegar al pueblo.
- La vida sigue, bella y bulliciosa, pero la niña ha muerto: ya está con Dios.
Cuestión 2: Tema y resumen
TEMA:
a) Aséptico: Muerte de un niña carbonera tras quemarse en un accidente.
b) Lírico: Manifestación lírica del dolor y la soledad de una niña carbonera tras accidente trágico.
RESUMEN:
Una niña que ejerce de carbonera sufre un accidente al prender sus ropas y se quema. En soledad, sufre el dolor físico producido por las quemaduras, en pleno verano andaluz, y el emocional, mientras el alrededor continúa bello y bullicioso, espléndidamente alegre y vivo. La madre, montada en un potro, no llega a tiempo para salvarla: muere antes de llegar al pueblo. Todo siempre desde dos puntos de vista: el de una voz poética, que parece portavoz de la naturaleza y de los sentimientos que suscitan esta dramática situación, y el de la propia niña, sufriente y moribunda.
Cuestión 3: Comentario crítico
La carbonerilla quemada es un poema de Juan Ramón Jiménez, uno de los mayores exponentes de la poesía española de todos los tiempos. Máximo representante del Modernismo poético en España, su producción lírica fue tanto extensa como intensa, de modo que no solo escribió mucho, sino asimismo con un grado de perfección formal y estética sin parangón, tanto que consigue una evolución personalísima que le lleva del Modernismo elegante y preciosista al endiosamiento creador y con un grado mayor de abstracción, y siempre con un poderoso y personalísimo estilo.
Juan Ramón Jiménez es, además de por su poesía, conocido internacionalmente por su obra lírica en prosa Platero y yo, de la que se cumple este año de 2014 su centenario, libro para niños que llega a todos los públicos, transido de ternura y vida, trasunto de vivencias y experiencias del propio autor. El moguereño, además, redescubre y promociona a Bécquer, traduce obras del inglés al español (especialmente a Tagore) e influye notablemente en la vida cultural e intelectual de la España de principios de siglo XX. Su sensibilidad hacia los niños se manifiesta no solo en la obra de Platero y yo, sino asimismo en el recuerdo idílico de su infancia, cuyo mundo rehace en su poesía, y en su labor para amparar huérfanos y niños desvalidos durante el tiempo que estuvo en Madrid en plena Guerra Civil; lo que contrasta con que no pudieran tener hijos su esposa Zenobia Camprubí y él. En el poema La carbonerilla quemada vamos a encontrar estos elementos, modernismo, naturaleza andaluza e infancia, juntos, en un poema de un lado reconocible como juanramoniano, pero de otro un tanto atípico.
El poema es atípico en Juan Ramón Jiménez por diversos motivos. Desde luego, La carbonerilla quemada no sería un poema-tipo que escoger para ejemplificar, si es que eso se puede, la poesía del andaluz. Para empezar, siendo un texto intensamente lírico, adopta la forma de una narración en verso. En realidad, existen versos eminentemente líricos, sobre todo en la personal descripción del paisaje (por ejemplo, los versos 6 y 7: El pinar se reía. El cielo era de esmalte / violeta. La brisa renovaba la vida...), pero lo cierto es que, en general, la voz poética nos está contando una historia (narración) con una postura lírica, desde una visión poética.
Nos está contando una historia, porque desde el principio nos sitúa en un espacio y un tiempo donde suceden unos hechos: el primer enunciado del texto, compuesto de menos de dos versos, nos sitúa en un verano tórrido, junto a un horno, y nos da brevemente cuenta de que las ropas de la carbonera, que es una niña, se han quemado. Es una auténtica presentación de una narración. El resto de la estrofa se recrea en la naturaleza que, por otra parte, como ya hicieran los románticos, es reflejo del sentir y el dolor de la propia niña. Toda la primera estrofa es una distorsión o mezcla unísona entre la naturaleza y el alrededor y el suceso acaecido a la chiquilla: la arena quemaba, el verano era tórrido, en plena hora de la siesta, hasta el dolor, y esto no es otra cosa, a la vez, que el dolor y el calor extremo que sufre la niña al quemarse. El sonido de las chicharras, insecto asociado al calor y el verano, pero asimismo al de una brevísima vida (es un tanto un presagio), duelen, porque es el sonido que escucha la niña mientras se duele de sus gravísimas y dolorosísimas heridas.
Por esta visión, por cómo se cuentan los hechos y por lo que se omite, no podemos dejar de decir que el poema es lírico sin paliativos, por más que aparezca una historia, y que el elemento central sea un "personaje" (la niña) y su sufrimiento. No hay narrador, hay voz poética que nos da la visión lírica de unos hechos. Belleza y sentimiento trágico y dolido son los elementos centrales del texto, y además en consonancia.
El carácter narrativo del poema se manifiesta en que podemos contar narrativamente lo que ha sucedido. En pleno verano andaluz, a la hora de la siesta, una niña trabaja de carbonera en un horno, una infancia, por cierto, que contrasta notablemente con la propia infancia de Juan Ramón, sin necesidades, llena de luz y experiencias reposadas y positivas que él transforma en dulcemente melancólicas. Aquí, el personaje principal es una niña que debe estar trabajando, una infancia negra como el propio carbón que maneja. Y la fatalidad aparece: las ropas de la niña se prenden y sufre quemaduras a la postre mortales. Sucede, entonces, una de las mayores paradojas, no de la literatura, sino de la vida misma, pues encontramos juntos trabajo, dolor inmenso, sufrimiento en soledad y muerte junto a infancia, inocencia, niña que clama por su madre.
La madre acude tarde, probablemente porque tardan en avisarla, porque los caminos son difíciles, porque el caballo va lento o, quién sabe, y esto es lo más seguro, porque la madre es ignorante de todo y es cuando va a recogerla cuando la encuentra tratando de sobreponerse a quemaduras intensas. Lo cierto es que estas son de tal calibre que hasta los propios besos de su madre, que imaginamos rota de dolor, besos tardíos, le hacen daño, cualquier roce produce dolor en la chiquilla. Su madre trata de llevarla al pueblo, pero no consigue alcanzarlo a tiempo. Antes de llegar, la niña expone, con característico acento andaluz occidental, y con la inocencia de un niño que explica lo que los adultos ya saben como si no lo supieran, toda su experiencia de dolor: que trató de apagar sus quemaduras con arena sin éxito, casi excusándose; que la llamaba y no aparecía por ninguna parte; que las llamas la envolvían; y sin apenas usos de adjetivos y sintagmas valorativos, y solo a través de estas sencillas palabras, podemos comprender racional y emotivamente lo que le pasó y sufrió esta niña y lo que en realidad oía e interpretaba esa madre. Una circunstancia absolutamente intolerable e insoportable para cualquier ser humano con una pizca de sensibilidad: el dolor y el sufrimiento mortal de un niño, y cuánto más difícil si es tu propio hijo.
La niña muere antes de llegar al pueblo.
Y si ya es terrible este hecho, a poco de pensarlo, Juan Ramón nos lo hace vivir con mayor emoción a través de elementos de contraste: el alrededor parece insolentemente indiferente (brisa agradable, crepúsculo bello, niños jugando, ...) y la chica muere un poco antes de llegar al pueblo, lo que acrecienta, seguro, el dolor de la madre, que por poco consigue llegar a tiempo.
Por la extensión, su cierto carácter narrativo que acabamos de comentar, el tono y otros elementos, cabría decir que este poema nos recuerda un tanto a los romances, que desde la Edad Media hasta nuestros días se cultivan en español y que tan presentes están en nuestra tradición poética. Sin embargo, el poema no es un romance. Se trata de un poema compuesto a base de pareados, de modo que todos los versos riman; coincide, eso sí, con el romance en el número par de versos totales y la extensión del poema. Los versos son alejandrinos, lo cual separa el poema de la tradición popular y del romance (del verso octosílabo), tratándose de un verso largo más propio de los poemas cultos. El alejandrino es muy cultivado por Juan Ramón Jiménez, mostrando una gran maestría en su uso. No son los versos alejandrinos, estrictamente, de 14 sílabas, sino de 7+7, con una cesura justo en la séptima sílaba, y aplicándose en el primer hemistiquio las mismas normas métricas que para un verso independiente. Precisamente es así el quinto de este poema: ...Con la tarde, volvió –¡anda, potro!– la madre. Si contásemos las sílabas sin tener en cuenta la cesura, no nos sale de catorce sílabas: ...Con/la/tar/de,/vol/vió__-¡an/da,/po/tro!-/la/ma/dre harían un total de 12 con sinalefa, 13 sin ella; en ningún caso 14. Pero al encontrarse la cesura justo tras volvió, el hemistiquio ...Con la tarde, volvió es de 6+1=7 sílabas: sumamos una más por ser volvió palabra aguda. En todo caso, habría que fijarse especialmente en el ritmo versal para escuchar la cadencia triste y contundente del poema, acorde con la tragedia de su contenido; no es este el lugar ni disponemos de tiempo suficiente para ello, por lo que lo dejamos apuntado.
Por otro lado, la preponderancia de lo lírico sobre lo narrativo se acentúa al quedar difusos los detalles. No conocemos el nombre de la niña, su profesión la sabemos por el título, no sabemos el nombre del pueblo y el texto está centrado en los momentos más sentidos de la historia. En definitiva, hay de trasfondo una historia que no se desarrolla en un argumento, que, en el fondo, es lo que diferencia al género lírico del narrativo y el dramático.
Este poema es un poema de contrastes. Están por todas partes. Ya hemos hecho alusión a la aparición de cierta narrativa difusa en la preponderancia lírica, y a la paradoja de asociar muerte y sufrimiento con infancia. Pero hay muchas más. Por ejemplo, encontramos preciosismo y belleza propia del Modernismo, con un crepúsculo de atardecer violeta incluido, en los que tan bien se manejaba Juan Ramón Jiménez, pero asimismo hay intensidad emocional y tragedia física y sentimental al presentarnos el horror contenido de una niña que agoniza y muere. Pero, en lugar de mostrarnos a la madre llorando mientras intenta salvarla (solo se sugiere que la besa al encontrarla, y esos besos le duelen, pues la chiquilla se encuentra en carne viva), el mayor contraste es la insolente indolencia de la naturaleza y la vida, que se nos hace insoportable al saber del sufrimiento de la chiquilla: brisa suave, pinos que ríen (personificación), niños a los que se les escucha jugar alegres. Estos momentos dulces y agradables de la vida circundante son expresados con recursos propios del Modernismo poético, predominando las sensaciones, especialmente visuales y sonoras, pero también el tacto. El contraste se da en que esta exquisitez de la naturaleza y también de sentimientos puros (los besos de la madre) agreden a la niña herida, tales son sus quemaduras. Juan Ramón, además, se vale de ellos, como cuando califica a la niña de rosa y negra, con adjetivación de color que transmite algo tan poco Modernista como la carne infantil tiznada del carbón, en primera instancia, y la carne viva, todo su cuerpo hecho herida, y las quemaduras negras en su cuerpecito, en segunda. Esto está escrito con toda la intención por parte del poeta, quien aprovecha incluso los recursos poéticos (Modernismo y exquisitez junto con llaneza de la expresión oral y viveza radical propia del Romanticismo y tradiciones anteriores; verso culto y rima asonante; etc.).
Además del contraste, de lo que se expresa sin decir, de aquello que está junto a eso otro que parece tan distinto, el poema está lleno de comparaciones (el cielo era igual que de plata calcinada), metáforas (Dios está bañándose en su azul de luceros), complejas sinestesias (el roce de los ojos) y otros tropos y figuras de contenido. Pero también, y muy significativamente, el símbolo, o expresiones susceptibles de ser interpretadas como tales.
De otra parte, es de reseñar (y esto vuelve a ser un contraste con los elementos preciosistas del Modernismo) el hecho de que no solo reproduce en estilo directo las palabras de la niña, sino que intenta plasmar el acento andaluz, acudiendo a la j implosiva (a final de sílaba) para representar la aspiración de la s y a la z para marcar el ceceo propio de las zonas rurales de provincias andaluzas occidentales como Huelva, Sevilla o Cádiz, e incluso a grafías innecesarias, como la y por la ll o la b por la v, irrelevantes en lo que hace a la pronunciación. Las palabras que terminan en s, como verbos en 2ª persona o plurales, aparecen en algunos casos con ausencia de sonido (yama por llamas o benía por venías, por ejemplo). Se presentan desapariciones de consonantes intervocálicas con tildes bien puestas (quemaúras) y la reiteración anafórica de mare en lugar de madre, propio del habla coloquial andaluz en su variedad occidental. La lengua oral aparece antes, casi como un documento sonoro en el ¡anda, potro!, que es lo que la mujer va diciéndole al animal para que vaya más deprisa, y que se entremete al vivo dentro del verso como un pequeño inciso.
El uso ambiguo y de varia interpretación, a la vez, del léxico es reseñable. Cuando dice Por el camino –¡largo! –, sobre el potrillo rojo, tal vez el camino al pueblo sea largo, no lo sabemos: al ir el adjetivo en paréntesis se señala la percepción de la extensión del camino desde la angustia (se hace largo; la niña no llegará viva a su destino de salvación), se le hace a la madre, y al ir entre exclamaciones se trata de plasmar dicha angustia, tal vez callada. Y el potrillo es rojo porque debe de ser de un marrón rojizo, pero se dice rojo para recordar el fuego, el ardor de muerte en la niña, el ardor emocional de la madre angustiada. Hablaremos de esto al final del comentario.
No es posible un rastreo exhaustivo de la gran cantidad de figuras retóricas, tanto de forma como de contenido, usadas aquí, así que terminamos este comentario comentando dos muy llamativas. En primer lugar, desde un punto de vista formal, el poema no se divide en estrofas aunque lo parece, sino en párrafos. El poema es un conjunto de once pareados de rima asonante que se distribuyen en bloques con apariencia de estrofas, pero no lo son (no siguen normas de rima o tipo de verso). El último verso, como conclusión, queda solo: la niña está con Dios. Juan Ramón usa magistralmente en toda su producción poética la distribución versal (encontramos sonetos a la inglesa, o con medios versos de los tercetos junto con los cuartetos en sus Sonetos espirituales, por ejemplo) y de los encabalgamientos de todo tipo, así como el uso de los puntos suspensivos para marcar silencios o lapsos de tiempo (la segunda "estrofa" comienza por ellos para indicar que la madre tarda en llegar, desde el accidente -la hora de la siesta- hasta el final de la tarde).
El otro recurso es el doble o triple plano interpretativo. Ya aparece en el primer verso, que ponemos de ejemplo y fácilmente se encontrará en el resto del poema: En la siesta de julio, ascua violenta y ciega, se describe mediante esta metáfora la hora más calurosa del verano andaluz como un ascua (ardiente) violenta (calor insoportable y dañino) y ciega, como la justicia (es así para todos). Pero en un segundo plano interpretativo nos anticipa y también se refiere al fuego del horno sobre la niña: un calor inmenso, virulento y tan ciego que agrede a una inocente niña. Se aplica a ambas realidades. O, en esa misma "estrofa", cuando se dice, ahora con un símil, que la arena quemaba cual con fuego, se dice porque es así (la arena está muy caliente) pero al tiempo nos ilustra y apunta a aquello a lo que se referirá la niña: que trata de apagar los fuegos que la agreden revolcándose en la arena, doliéndole toda su piel y carne viva por ello, y siendo ahora la fiebre una clara imagen del sufrimiento de la niña y una sensación muy ilustrativa pero a un tiempo tan contraria a la sensibilidad modernista. Pero sensación clara y puesta al vivo. Y esto son solo dos sencillos ejemplos de un poema complejo y con muchas opciones interpretativas por desvelar.
Cuestión 4: Análisis de oración
La oración es:
Trotaban los pollinos, oyendo ya los gritos de los niños del pueblo.
Se trata de una Oración Compuesta por Subordinación. El verbo principal, y núcleo de toda la Oración es Trotaban, pues está en forma personal. Su sujeto es los pollinos y oyendo ya los gritos de los niños del pueblo lo consideramos un CCM/Prop. Sub. Adv. Modal. No obstante, podría considerarse Temporal,pues oyendo ya los gritos de los niños del pueblo puede interpretarse como ...mientras oían ya los gritos de los niños del pueblo.
Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imágenes: http://photopin.com
Ha realizado usted un ejercicio estupendo, sin duda. Pero debe considerar que en la prueba de Selectividad, de la que procede el texto con sus cuestiones, no se pide lo que usted ha incluido en su comentario crítico. Expresamente se dice (puede consultarlo en la página web de la Universidad de Sevilla, por ejemplo) que se evitará en el comentario cualquier tipo de análisis lingüístico o literario. Y se señala con insistencia que no se haga análisis métrico.
ResponderEliminarLa prueba de acceso (no entro en si es lo apropiado o no) está pensada para que los alumnos que optan a cualquier facultad demuestren que son capaces de sintetizar y analizar un texto. A partir de la síntesis máxima en su tema, el alumno debe desarrollar un comentario de estructura argumentativa en el que demuestre su capacidad de expresarse por escrito. No sus conocimientos lingüísticos ni literarios.
Debemos tener en cuenta que los alumnos que preparan el acceso a la universidad pueden usar como modelos estos comentarios que se encuentran en Internet. Y el suyo es muy bueno, lo repito, pero no responde a lo que se pide en el examen de Comentario de texto y Lengua y Literatura de las PAU.
Muchas gracias.
Lo que usted dice es sin duda cierto, pero no veo que en mis comentarios se demuestren conocimientos literarios y lingüísticos excesivos, están bastante centrados en los contenidos de los fragmentos, su contextualización y su interpretación. De hecho, la mayoría de los alumnos, que no se suelen manejar bien en todo aquello que Ud. indica, suelen atiborrar sus comentarios de teoría literaria o de géneros periodísticos, sin apenas profundizar en los contenidos concretos de los fragmentos.
EliminarMi modelo de comentario no es de mi invención Está basado en un cuaderno de Editorial Algaida donde, por cierto, se trabaja muy especialmente lo que Ud. dice, y es lo mismo que pretendo yo. Los alumnos suelen estar desconcertados sobre cómo afrontar estos comentarios y, precisamente, los modelos que se les suele dar son bastante teóricos.
Ahora bien, hecho lo principal, y conectándolo con el sentido y la interpretación del texto, por supuesto que se pueden manejar conceptos históricos, lingüísticos y literarios, si se hilan bien. Para comentar, por ejemplo, la estructura del texto, ¿no puedo mencionar marcadores dioscursivos? Para observar la fuerza argumentativa de un texto, ¿no puedo hacer notar el uso de las funciones del lenguaje?
Lo que sí veo es que mis comentarios son extensos. Lo hago así para que cada alumno que consulta mis comentarios tenga recursos de los que echar mano el día del axamen.
Por supuesto que mis comentarios sirven de modelo. Lo están siendo tanto a alumnos como a profesores. Se enmarcan en las directrices de la PAU y, como le digo, tampoco me lo he sacado yo de la manga. En alguno de ellos doy referencia bibliográfica. Me alegro de que sirvan de modelo. Esa es la idea. De hecho, los empecé a hacer para que sirvieran de modelo a mims alumnos una vez que ellos habían realizado los suyos.
Un saludo.
i
ResponderEliminarY que pasa con la pregunta 5?
ResponderEliminarLa pregunta 5 es una pregunta teórica. Tienes todos los exámenes de selectividad publicados, y la teoría en diferentes manuales y recursos. Solo falta estudiar y calcular bien el tiempo del examen.
EliminarPor otro lado, no entiendo la formulación de tu pregunta, sinceramente. Yo soy un particular que publica en su blog personal, sin ninguna retribución económica, algunos exámenes resueltos por mí mismo en los puntos más complejos para el alumnado (el que yo tenía hace ya algunos años). ¿Cómo que qué pasa con la pregunta cinco? Tú sabrás.
Suerte con selectividad.