3.
Titular de Junio 2012, OPCIÓN B:
Fragmento de
Los Girasoles Ciegos (Segunda Derrota)
OPCIÓN B
Texto
Sí. Hemos perdido una guerra y dejarnos atrapar por los fascistas sería lo mismo que regalarles otra vez otra victoria. Elena ha querido seguirme y ahora sabemos que nuestra decisión ha sido errónea. Quiero pensar que jamás se cometió un error tan generoso.
Debimos hacer caso a sus padres, a los que pido perdón por permitir que Elena me acompañase en mi huida.
Que te quedes, no te harán daño, le dije. Que te sigo. Que me matan. Que me muero. Hablábamos de la muerte para dejar la vida al descubierto. Pero nos equivocábamos. Nunca debimos emprender un viaje tan interminable estando ella de ocho meses. El niño no vivirá y yo me dejaré caer en los pastos que cubrirá la nieve para que de las cuencas de mis ojos nazcan flores que irriten a quienes prefirieron la muerte a la poesía.
Alberto Méndez: Los girasoles ciegos.
Cuestiones
2.
2 a) Indique el tema del texto. (Puntuación máxima: 0.5 puntos).
2 b) Resuma el texto. (Puntuación máxima: 1 punto).
3. Realice un comentario crítico del contenido del texto. (Puntuación máxima: 3 puntos).
4. Indique las relaciones sintácticas que se establecen entre las oraciones del siguiente fragmento:
Debimos hacer caso a sus padres, a los que pido perdón por permitir que Elena me acompañase en mi huida. (Puntuación máxima: 2 puntos).
5. Exponga las principales características de la novela como género literario. (Puntuación máxima: 2 puntos).
Cuestión 1: Estructura y organización de ideas
Este texto, un fragmento de una narración extensa, es en sí una narración a su vez. Encuentro dos formas de dividirlo:
PRIMERA OPCIÓN: ESTRUCTURA DESENLACE-NUDO-PRESENTACIÓN
El texto presenta una estructura tripartita propia de los textos narrativos, que comienza por el desenlace y continúa por el nudo y la presentación (estructura in extrema res o, más bien, anticronológica).
PRIMERA PARTE: DESENLACE (primer párrafo).
- Elena se encuentra ya fallecida, junto a su bebé recién nacido,mientras los observa reflexivo el protagonista (Eulalio), transido de tristeza y resignación.
SEGUNDA PARTE: NUDO (segundo y tercer párrafos).
- Eulalio pertenece al bando republicano, que ha perdido la guerra, y decide huir de Madrid.
- Elena, embarazada de ocho meses, decide acompañarle en su huida.
- Elena se pone de parto y acabará falleciendo por ello.
- Eulalio es consciente en su huida y en el desenlace de que fue una decisión errónea que Elena le acompañase, y se arrepiente de ello.
TERCERA PARTE: PRESENTACIÓN (último párrafo).
-Aparecen los protagonistas, Elena y Eulalio, discutiendo acerca de la idoneidad de que ella también huya con el muchacho, en el contexto de haber perdido la guerra.
SEGUNDA OPCIÓN: ESTRUCTURA BIPARTITA
Justificación: Si bien es posible considerar el primer párrafo como el desenlace del texto, lo cierto es que a partir del segundo se mezclan de manera fragmentaria elementos de la presentación y el nudo, e incluso del desenlace. Así que puede proponerse dividir el texto en dos partes. La PRIMERA, el primer párrafo, Eulalio ante su hijo recién nacido y el cadáver de Elena; la SEGUNDA, el resto del texto, se ofrece de manera retrospectiva a los dos muchachos ante la perspectiva de huir juntos o no.
Cuestión 2: Tema y Resumen
TEMA:
Creo que acertado pero extenso:
a) Desenlace trágico tras la decisión errónea: Elena, embarazada, fallece en su huida conjunta con Eulalio tras el parto.
b) Eulalio, frente al cadáver de su querida Elena, considera un error haber consentido que huyera junto a él.
RESUMEN:
Eulalio, un joven poeta y soldado republicano cuyo nombre no se menciona aquí, ha huido para no ser atrapado por las fuerzas nacionales. Su amada Elena, embarazada de ocho meses, partió con él a pesar de que en principio el muchacho se opuso. Ella, al fin, falleció en el parto: el bebé reposa junto a su madre muerta mientras el joven los contempla sin saber qué hacer, abatido por completo.
Cuestión 3: Comentario crítico
El texto es un fragmento de la obra de Alberto Méndez Los girasoles ciegos. Se trata de una obra narrativa moderna (publicada en 2004), una serie de cuatro relatos extensos que se ubican en la España de la posguerra y titulados significativamente como "derrotas". Aquí, nos encontramos en el principio de la Segunda Derrota (Segunda derrota: 1940 o Manuscrito encontrado en olvido), en su Presentación, donde aparece el protagonista, Eulalio, un joven poeta que ha luchado en las filas republicanas y que, tras la derrota, huye hacia tierras del norte para no ser apresado por las fuerzas nacionales. Le ha acompañado Elena, su pareja, embarazada de ocho meses, que ahora yace muerta en un refugio de montaña tras el parto. El bebé también yace junto a su madre, y desolado los observa el chico, que no ha movido al niño de junto a ella. A continuación, se decidirá a dejar morir de inanición al bebé, aunque a última hora cambia de opinión, cuando el niño apenas tiene fuerzas para seguir llorando y logra alimentarlo y hacer que continúe viviendo a duras penas. Tras pasar duras vicisitudes, también ellos acabarán falleciendo.
Se trata, por tanto, de un texto narrativo, donde predomina la acción y, por tanto, los verbos en Pretérito, especialmente Imperfecto, Perfecto Simple y Pluscuamperfecto de Indicativo; y cuando decimos "texto" nos referimos tanto al fragmento como al relato completo. El narrador es el propio protagonista, Eulalio, quien ha decidido anotar en una libreta sus últimas y penosas semanas de vida. Por eso, se narra en primera persona (narrador interno; en concreto, narrador protagonista). De todos modos, aparece un segundo narrador, un narrador-transcriptor: se supone que la libreta ha sido hallada y "alguien" (el narrador-transcriptor) ha decidido mostrárnosla tal como la encontró, añadiendo de vez en cuando apreciaciones sobre el tipo de letra, tachaduras, ...
La modalidad textual que va a predominar será, obviamente, la narración. Contar los acontecimientos es prioritario, de ahí su preponderancia. En este relato concreto, ni siquiera encontraremos diálogos, puesto que el protagonista se encuentra solo con su bebé y además el texto es transcripción de sus palabras literales escritas en soledad. No obstante, en este fragmento encontramos reproducido un diálogo breve en estilo directo libre: Que te quedes, no te harán daño, le dije. Que te sigo. Que me matan. Que me muero. Y también indicaciones de los temas de conversación (Hablábamos de la muerte para dejar la vida al descubierto) o sugerencias de diálogos mantenidos (Debimos hacer caso a sus padres, ...: obviamente, los padres de Elena hablaron con ellos) e incluso diálogos irreales a sabiendas de que el receptor ni está presente ni logrará a escuchar o leer sus palabras (Debimos hacer caso a sus padres, a los que pido perdón ...). De hecho, el tono de la narración es parecida al del diálogo: es una especie de monólogo, donde la confesión y la reflexión tienen cabida y, por tanto, da la impresión de que el narrador está conversando con otro, con nosotros, los lectores. De ahí que aparezcan marcas propias de la conversación, como el marcador del discurso Sí formando el solo un enunciado, cercano a la función fática del lenguaje.
También es habitual encontrar descripciones en textos literarios narrativos, especialmente en los extensos, como la novela o el relato largo, como en este caso. El primer párrafo puede considerarse una descripción. El narrador dice lo que ve. Lo que ve es estático, así que poca acción hay aquí: un cadáver, el de su amada Elena, yerto, y un bebé recién nacido a su lado. Se trata, en principio, de una prosopografía de una mujer muerta, que se identifica con la muerte, y el narrador se centra en el color del rostro y el tacto de sus dedos. La descripción de los elementos físicos se mezcla así con la descripción de sensaciones propias y de temores, convirtiéndose la chica en imagen de la propia muerte. Y el sentimiento de amor profundo, y nos resulta llamativo y altamente emotivo la renuncia a seguir acariciándola para que no quede ese recuerdo como último, la frialdad de unos dedos muertos. Parece como si el amor hubiera llegado a un extremo y fuera a dar la vuelta, pues por amor a su hijo el joven tomará la resolución de dejarlo morir (inconcebible paradoja), por la situación extrema a la que ha llegado. La guerra en sí misma ha sido la derrota total: el sentimiento de fracaso militar los pone en fuga, y el protagonista se sabe ya muerto en vida. Sus premoniciones negras acerca de sí mismo y de su bebé son realistas, y las expresa con un vocabulario y unas oraciones bellas y exquisitas: no en balde, el narrador es poeta. El final no solo es estéticamente bello, sino que es altamente emotivo y encierra una paradoja: El niño no vivirá y yo me dejaré caer en los pastos que cubrirá la nieve para que de las cuencas de mis ojos nazcan flores que irriten a quienes prefirieron la muerte a la poesía. La poesía, la belleza, la inteligencia, superan a la atrocidad de la guerra, a los violentos. Él morirá, sí, pero será abono para nuevas flores, símbolo de belleza, poesía y vida. Hay, pues, en cierto modo, un más allá no religioso sobre el que se reflexiona, una amarga victoria en la más amarga derrota. No obstante, la muerte del bebé(del futuro), inocente, inconsciente de ideologías y guerra, sigue siendo un contrapunto que nos pone a los lectores el nudo en la garganta y la sensación de profunda lástima y de verdadera derrota es insoslayable, por más que el muchacho se consuele con sus propias palabras, tan bien enunciadas.
Por ejemplo, la adjetivación es importante. El rostro blanco de Elena es belleza renacentista, pureza y asimismo la palidez de la muerte. La piel insatisfecha del narrador nos apunta a la insuficiencia de haber tenido a Elena tan poco tiempo y en esas circunstancias. Pero si algo es poderosamente llamativo son las imágenes y los símbolos. El niño recién nacido es símbolo de vida en la muerte, pero también de futuro desesperanzador y breve. La bella y poética expresión Por un momento he pensado que pretendía devolver el calor al cuerpo inerte que le sirvió de refugio mientras duró el zumbido de la guerra, es una visión personal y poética que atribuye una intencionalidad a un ser sin conciencia, y el reflejo de un profundo deseo (que Elena estuviese viva aún).
El texto, en fin, está lleno de símbolos. El cuerpo de Elena, Elena misma, descansa (ha muerto) y el bebé junto a ella, no solo porque están tumbados, sino porque a la primera ya no le afectan ni la desazón de la derrota ni el terror de la huida y el segundo ni sabe ni entiende de ello. Eulalio no puede tumbarse junto a ella: la puede acariciar, y dejar de acariciar, pero su cuerpo no puede adoptar la postura de tumbado, es decir, él no puede escapar de sus circunstancias, de lo que sabe y de lo que ha vivido. Conoce el pasado y prevé lúcidamente su pronto y funesto futuro. Y, en el otro extremo a este conocer de Eulalio, se encuentran esperando en la Cuarta Derrota los padres y el hermano de Elena, con la angustia de no saber nada de su hija, pero esa es otra historia distinta.
NOTAS:
1. He renunciado a introducir opinión personal porque quedaba bien cerrar así el texto. Con respecto a comentarios lingüísticos, se pude hacer referencia a la estructura externa (número de párrafos y de enunciados), tipos de enunciados (desde palabras -Sí-, hasta oraciones compuestas, pasando por oraciones con verbo omitido -El niño sí-).
2. Otro rasgo importante que puede introducirse es que el narrador comienza a relatar en 1ª persona del singular (primer párrafo) pero a continuación seguirá narrando en 1ª persona del plural, un nosotros compuesto por Elena y él mismo.
3. Como siempre, existe la opción de desarrollar un poco más la teoría acerca de Los girasoles ciegos y la época y corriente literaria en la que se inserta.
Cuestión 4: Explicar relaciones sintácticas
El fragmento elegido es:
Debimos hacer caso a sus padres, a los que pido perdón por permitir que Elena me acompañase en mi huida.
El fragmento está compuesto por un solo enunciado oracional. Se trata de una oración compuesta por subordinación cuyo núcleo es la perífrasis verbal modal de obligación debimos hacer, si bien podría considerarse que el verbo auxiliado no es hacer, sino la locución hacer caso (='obedecer'); lo que sucede es que creemos que ese caso es posible sustituirlo por lo (Debimos hacerle caso = Debimos hacérselo), pero con reservas. En todo caso, su sujeto está omitido (Nosotros; Elena y yo). El CI es a sus padres, a los que pido perdón por permitir que Elena me acompañase en mi huida, un Sintagma Preposicional compuesto por a y un SN. El núcleo de este SN es el sustantivo padres, precedido por un Determinante, el Posesivo sus y seguido de un Adyacente o Complemento del Nombre, a los que pido perdón por permitir que Elena me acompañase en mi huida.
Este Adyacente es una Proposición Subordinada Adjetiva. El que que aparece es un pronombre relativo que significa 'sus padres, los padres de Elena', luego a los que pido perdón por permitir que Elena me acompañase en mi huida significa 'pido perdón a sus padres por permitir que Elena me acompañase en mi huida'. El núcleo de esta Proposición Subordinada Adjetiva es pido (de nuevo podría plantearse si no sería más bien pido perdón una locución verbal, pero una vez más, y esta vez de manera más clara, encontramos que perdón puede sustituirse por lo, y lo descartamos). En esta Proposición Subordinada Adjetiva encontramos, a su vez, otra Proposición Subordinada, en este caso una introducida por preposición y seguida de un verbo en infinitivo simple (por permitir que Elena me acompañase en mi huida). Vamos a considerarla Adverbial Causal con función de CCCausa, si bien también podría considerarse un SPrep introducido por la preposición por más un Término de Preposición, el resto, que habría que considerar, pues, como Subordinada Sustantiva. Como por permitir que Elena... puede expresarse también como porque yo permití que Elena..., en cuyo caso sin duda sería una Proposición Subordinada Adverbial Causal, introducida por conjunción, y para mantener la coherencia con respecto a las Adverbiales Impropias y a la tradición analítica, consideramos que por, preposición, actúa de nexo, como la conjunción, que introduce la Proposición Adverbial.
El núcleo de esta Proposición Subordinada Adverbial Causal es permitir; su sujeto, por el sentido de la oración completa, es yo, omitido (1ª persona del singular). El Complemento Directo es, una vez más, otra Proposición Subordinada, que Elena me acompañase en mi huida, ahora Sustantiva introducida por el nexo que, conjunción.
Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imágenes: http://openphoto.net
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