Una historia en construcción...
FLOR DE DURAZNO
Relato tipo manga pero con personajes adultos y españoles
FLOR DE DURAZNO
Relato tipo manga pero con personajes adultos y españoles
1
El poco azucarado café con leche fría estaba sobre la mesa de la cocina. A veces llego tarde al trabajo aunque me levanto temprano porque me quedo absorto mirando las vueltas del café con leche tras el lento movimiento de mi cucharilla. Esta desconexión cerebral siempre me pasa los días laborables por la mañana. Hoy, por ejemplo. ¡Ahora mismo, por ejemplo! ¡Qué tarde es!
Atravieso la puerta de mi casa sin comprobar si voy bien vestido, bien peinado, y con aquella imagen de un café dando más vueltas que mi cabeza cuando pienso en ti.
Estoy muy perdido. Más perdido que aquella otra vez en que también llegaba tarde al trabajo y al final ni siquiera llegué, tan perdido como mis propios pensamientos, que transitan por las calles de mi mente cambiando de tema cada vez que doblo la esquina. Estaba amaneciendo en el momento justo en que giré por decimoquinta ocasión, y allí tú venías de frente, no sé si también perdida. Y no había nadie más. Y veo el amanecer por segunda vez en el día de hoy, un amanecer tras otro en cuestión de dos minutos y dieciocho segundos de diferencia.
¡Qué belleza! ¡Y qué horror, sin saber siquiera si estoy bien vestido, bien peinado! Me has visto y vendrás a saludarme con dos besos por puro, purísimo compromiso. Y yo tendré que fingir que el motivo por el que te los daré yo también será por compromiso. Si ahora mismo me pusieran un bajo eléctrico en las manos, ni tan siquiera recordaría dónde está el sol más bajo, el mi más grave, no recordaría que la tercera cuerda es un la al aire y que en EEUU la nota la es A, y el si es B, ...
Ahí vienes. Empiezas a poner tu sonrisa ficticia que quitarás inmediatamente cuando no te vea. Tienes prisa y ahora debes saludarme. Me fijas con la mirada y soy perfectamente capaz de mirarte. Y sonreír torpemente.
Seguro que hoy me despiden. Me da igual.
2
No voy a describirte, sería una osadía que me saldría mal y no creo que pudiera perdonármelo. Y hoy no quiero pasarme el día pensando en ti, ni mirando las vueltas de mi café. Daniel Ricardo no me despidió ayer. Creo que, conmigo, ya le da igual todo. Yo trabajo bien y pienso que quizá para él eso sea suficiente. Pero un jefe es un jefe y un trabajo es un trabajo. Y no lo puedo perder. Este trabajo no. Este no. Me preguntaste, cero que también por compromiso: "¿Tú trabajas en IMPROTECH?" Y te dije con orgullo: "Sí, claro". "Pasa un buen día"; eso me sonreíste: una sonrisa de cuatro palabras de la voz más acolchada y melódica que jamás he escuchado. Si en algún otro momento de mi vida me la vuelvo a encontrar, ¿quién sabe?, tal vez me preguntará de nuevo si trabajo en IMPROTECH y querría responderle otra vez que sí. Así que deseo con todas mis fuerzas que surgen del corazón como una fuente surte de agua fresca bocas sedientas en verano que no me despidan. No quiero ser despedido. Ni pensar en ti hoy, ni en las vueltas de este café que es puro nervio escondido.
Soy un hombre serio. Ya sí. Salgo a mi hora bien vestido, bien peinado, bien afeitado. Abro la puerta de mi casa. ¿Y tú qué haces ahí? ¿Qué haces en mi puerta? ¿Dudabas si llamar tan temprano? ¡No puedes entrar en casa a contarme nada! ¡Está más desordenada que el cuarto de un preadolescente de 1º de la ESO! No me importa que me despidan, ¡pero no puedo pasar al desastre de salón que tengo! Pero al final te hago pasar. Quieres hablar. Amanece en mi salón. No sé dónde esconderme. Hoy no sonríes.
3
IMPROTECH ya forma parte de mi pasado. Aún no se lo he dicho a mis padres. Daniel Ricardo no para de llamarme y yo de ignorarle, porque lo que no puedo ignorar son las lágrimas suspendidas en el pentagrama de una voz de ensueño, una voz de almohada con funda recién planchada, su preciosa voz destilando en un salón tan desordenado... Y yo le prometí aquello que me pidió.
Entre tanto whatsapp de mi antiguo jefe prometiéndome sucesivas subidas de sueldo (¿me pedirá en matrimonio como último recurso?), aparece el de los chicos y casi no me doy cuenta. Otra petición: que tocamos en dos semanas. Este grupo es la bomba: llevamos sin tan siquiera vernos dos años y ahora quieren que toquemos dentro de dos semanas. Pues mi bajo sufrió daños cuando pisé no sé qué y me caí de espaldas sobre él en el preciso momento en el que ella quiso abrazarme. Creo que tengo marcado el clavijero en la cabeza, tal vez.
Susana también quiere verme. Se acuerda de mí y me echa de menos. "¿A pesar de no ser rubio?", le dije. No me pude resistir. Ella también tiene una voz de nube de algodón. A los chicos se lo perdono, pero a ella no: ¡me dejaste por un rubio solo porque era rubio hace año y medio! ¿Cómo vamos a "retomar" lo nuestro por donde lo dejamos? Yo alucino. Soy moreno, pero no idiota. Ella pretende que entienda que se le puso a tiro un tipo con cara de príncipe de cuento con el que ella soñaba de pequeña... Y yo lo entiendo, ¿eh? Pero... ¿y yo qué? ¿Qué pasa con mis sentimientos?
La que no llama para nada es mamá. Siempre soy yo el que tiene que llamar. Y me contesta con monosílabos. Vuelve a estar enfadada con papá. ¿Y yo qué culpa tengo? Además, si aún no me he casado, no es porque no quiera... ¡¡Susana me dejó por un rubio!! ¿Qué hago, me tiño, mamá?
Me estoy quedando sin dinero. Llevo tres días comiendo y cenando macarrones. Ya no quedan macarrones.
4
- ¿Por qué iba a ser mala idea vestir con un jersey naranja y pantalones rosas? El bajo es morado. Formamos en conjunto un crepúsculo, el que vi ayer, justo ayer. Me he comprado esta ropa a propósito para este concierto...
- ¡Porque somos un grupo de rock! ¿No te acuerdas?
Yo miraba extrañado a Gustavo en ese momento.
- Te puedo enseñar fotos de rockeros vestidos de diversos colores...
Gustavo iba vestido totalmente de negro y yo sabía que quería pegarme, él es así. Pablo también iba de negro... Bueno, todos iban de negro menos yo. Me dijo Pablo muy tranquilo y en voz baja:
- Somos, y siempre hemos sido, un grupo de heavy metal. Estamos un poco viejos ya, tenemos hijos, menos este ya nadie lleva el pelo largo, la gente quiere vernos, … Lo mínimo que podemos hacer es ir de negro, colega. ¡¡Llevamos muñequeras de pinchos!!, ¿se te ha ido la olla o qué?
Esto último ya no lo dijo tan tranquilo.
- ¡Como me toques el jersey de Hermes Govantes te doy un bajazo en fa sostenido en la cabeza, tú verás!
Me salió así, no sé por qué. Sostenía el bajo como un bate de béisbol... (Ese jersey me lo compró ella, se me cae la baba solo de pensarlo).
Los demás se echaron atrás. Fue mi último concierto con los Predator Maximus. Últimamente no paro de perder cosas. Me llaman Naranjito ahora, los muy idiotas... También Crepúsculo. Ya no tocaré más con ellos, ¡vaya palo! Ni cantaré "A sangre y fuego", ni "Ancestros", los temas que cantaba siempre yo, que compuse yo.
Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Fotografías de flores: http://photopin.com
Ilustraciones originales de los episodios: Rocío Rodríguez Sánchez
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