domingo, 7 de septiembre de 2014

Garcilaso de la Vega e hipertextualidad


HIPERTEXTUALIDAD E INTERTEXTUALIDAD EN GARCILASO DE LA VEGA


Durante el curso 2011-2012 preparé para los alumnos de 1º de Bachillerato del IES Torre del Rey (Pilas) una edición de la poesía castellana completa de Garcilaso de la Vega (ya en http://cms.manojitos-de-mirra.webnode.es/lengua-castellana-y-literatura-bachillerato-/garcilaso-de-la-vega/), basada en la de Elias L. Rivers. Añadí una introducción didáctica para alumnos de esa edad y, en un Anexo, al final, estas breves reflexiones sobre la hiper- e intertextualidad de la obra del Toledano. Dejo aquí este último.
ANEXO
Últimos comentarios: Sobre la intertextualidad

Hablar de Garcilaso de la Vega es hablar de influencias. En realidad, lo es en cualquier autor literario, pero el caso del toledano es representativo. Él recibe influencias de todo tipo, gracias a su educación, su enorme bagaje cultural, sus inquietudes artísticas, sus amistades, la época en la que vive y sus viajes y estancias en diferentes lugares, especialmente en Italia. Gran conocedor de los clásicos latinos, cuando recibe influencias humanistas e intenta plasmar en español los criterios estéticos del Renacimiento italiano, dichas influencias no caen en vacío: puede aprender de Sannazaro, pero Virgilio ya estaba ahí para aprender carácter, tono, intención y tema de la égloga. Asume conceptos poéticos de Petrarca, pero el paso del amor cortés al neoplatónico es progresivo, como se observa en sus sonetos.
     En este sentido, si bien su métrica es totalmente nueva (endecasílabos y heptasílabos), los recursos retóricos, las figuras literarias y las imágenes se pueden tomar, cuando así conviene, de la tradición cancioneril, especialmente los recursos conceptistas, repetitivos, como la derivación, e incluso en imágenes esporádicas. Y en cuanto a tópicos y temas, aparecen tanto influencias clásicas y renacentistas (Horacio, Virgilio, Marcial, Aristóteles, …; Castiglione, Petrarca, Sannazaro, …), como anteriores: la escolástica, Ausias March, la poesía cancioneril.
     El impacto de Boscán y Garcilaso en las letras españolas fue decisiva. Pero sobre todo de Garcilaso, que es quien más éxito tiene ya desde el principio. No sin polémica, el verso endecasílabo triunfa en nuestro país. Ya en la segunda mitad del siglo XVI, el Brocense y Fernando de Herrera disputaban sobre la interpretación de los versos de Garcilaso, y muchos poetas siguen su camino, como, por ejemplo, el sevillano Gutierre de Cetina, también poeta-soldado. En fin, puede decirse que cualquier poeta que escriba estrofas clásicas (sonetos, valga por caso) está siendo influido por Garcilaso.
     Los autores barrocos, aun con estar lejos de los presupuestos renacentistas, reconocen a Garcilaso como el poeta modelo. Realmente, el Barroco tiene mucho de pulido del Renacimiento (y de retorcimiento, tergiversación, exageración o distorsión de la estética poética renacentista). Así se entiende que veamos en Góngora un gran admirador de Garcilaso, a pesar de que parezca paradójico, desde el punto de vista del choque entre el equilibrio renacentista con los extremos culteranos. Sin embargo, la recreación en la belleza natural de Garcilaso es clara influencia para las obras más difíciles de Góngora (el Polifemo y las Soledades). A veces, se dan auténticos paralelismos entre el cordobés y el toledano. Compárese este soneto de Góngora con el Soneto XXIII de Garcilaso:

     Mientras por competir con tu cabello
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
     mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que el clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello,
     goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
     no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.



Y el segundo verso de la Égloga III inspiran el siguiente soneto gongorino, que empieza por ese mismo verso (también Garcilaso introduce versos enteros de Petrarca y Boscán en sus poemas; esto se llama intertextualidad):
   
      Ilustre y hermosísima María,
mientras se dejan ver a cualquier hora
en tus mejillas la rosada aurora,
Febo en tus ojos, y en tu frente el día,
     y mientras con gentil descortesía
mueve el viento la hebra voladora
que la Arabia en sus venas atesora
y el rico Tajo en sus arenas cría;
     antes que la edad Febo eclipsado,
y el claro día vuelto en noche oscura,
huya la aurora del mortal nublado;
     antes que lo que hoy es rubio tesoro
venza a la blanca nieve su blancura,
goza, goza el color, la luz, el oro.


Ambos sonetos desarrollan el mismo tema, con un acento más pesimista (barroco) que los versos de Garcilaso, y vuelve a desarrollar el tópico del collige, virgo, rosas.
      La Generación de poetas de 1927 se manifestó gran admiradora de Góngora, recuperándolo y poniéndolo en su justo lugar en la Historia de nuestra Literatura. ¿Sorprende, entonces, que Pedro Salinas titule una de sus obras más importantes La voz a ti debida, verso 12 de la Égloga III?  


Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imágeneshttp://photopin.com

NOTA: Inevitable es acordarme aquí de mis entrañables José Julio Cabanillas y María José Cuesta.



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