INTRODUCCIÓN A BASE DE ESCALAS ARMÓNICAS CON ÉNFASIS EN
LOS TRITONOS
Satisfecho, por no decir orgulloso, de haber escrito y
publicado Amae pop blue, entre tantos motivos que sostienen esa
satisfacción orgullosa y ese orgullo satisfecho está ese de que es una novela
que no se sabe si es una novela, porque es una novela escrita por un poeta. Y
como poeta, y como persona, uso un recurso que siempre uso, ejercer mi
derecho al descontexto. Muy útil, muy enriquecedor, muy creador y
re-creador, amplía significados y sentidos como quien triunfa jugando al Buscaminas
y conecta con el simbolismo (¡ay, Bécquer!), con eso de ver la realidad que se
esconde tras la realidad. Y realmente lo que estaba en mi mente era empezar a
escribir reseñas de libros, especialmente los que están en la base de mi no-novela
y que aparecen en su Bibliografía, al final del Volumen III. Y también
de sus amigos, esos que te vienen a buscar después porque conectan, porque lo
del descontexto tiene una proyección en los tres tiempos: presente, pasado y asimismo
futuro, el futuro de aquel entonces que ahora ya es pasado, y esto lo hace tan
potente… Pensando en esto, en las reseñas, es fácil caer en la cuenta de la
importancia del descontexto para hacerlas si quiero que se vea su influencia en
Amae pop blue y en mí, y urge la necesidad de explicarme, de ahí esta
Introducción, escuchando el Red de King Crimson por primera vez para que
la lógica al escribir no se imponga en su soberanía.
Seguro
que haber sido evangélico durante 46 años tiene una gran influencia en ello. No
la única, por supuesto, los amantes de la poesía y la música saben que, por más
que conozcamos datos biográficos y contextuales, un valor intrínseco de la obra
de arte es su capacidad de sugerencia, su ambigüedad, y también, llegado el
caso (que llega con una frecuencia muy alta si te conectas mucho), su capacidad
para ser significativo a tu propia experiencia vital, a lo que te acontece.
¡Qué descubrimiento tan maravilloso, ese orgasmo estético que te sobrecoge
cuando te das cuenta de que ese poema de Salinas se aplica como un molde a lo
tuyo, aunque Salinas no podría haberlo sabido nunca! Pues imagínate tener en
tus manos unos textos escritos hace un buen chorro de siglos en los que entras
como quien se adentra en una jungla con un machete para descubrir ese mensaje
que hay para ti, solo para ti. Un fragmento fragmentado en versículos
aleatorios que nunca entenderás a lo que se refería realmente, o sí, pero que
ahora te consuelan, te esperanzan, te recriminan, te guían, ¡estás ahí! Creo
que esa será la única obra que no reseñe, esa biblioteca de libros a la que
llamamos Biblia, permanentemente presente en Amae pop blue sin que casi
nunca la veas, no solo por difícil y profunda, y también por manida y
manipulada, sino porque ya ella sola está descontextualizada, la que podemos
leer nosotros, ni te cuento la Biblia mental que te da primero la
interpretación y luego el texto.
Amae
pop blue es puro y maravilloso descontexto. Rastrearme biográficamente ahí,
a mí y a quienes me rodearon, es tan absurdo… Y tan inútil, porque no forma
parte de su disfrute, porque al final, por más que me descreas, y yo a mí mismo
también, la función poética, la intención estética, es la emperatriz de las
funciones e intenciones de esta obra. ¿Que me he servido de experiencias?, ¿me
he aprovechado de palabras, nombres, textos que he reciclado, miedos,
sentimientos, gestos, …? Sí, lo he dicho otras veces, siguiendo esa máxima de
Cortázar de meterlo todo en la novela. Pero nada que ver. La
descontextualización está por todas partes. Como las acrobacias de un avión que
imagina un niño observando el vuelo de una mosca. Experiencias reales como
punto de partida que se deforman, se distorsionan, arrastran a otras inexistentes,
se reformulan, se recrean, se conectan con otras que nada tienen que ver
(propias o ajenas), se vacían o se llenan de valores, de impresiones; se
intercambian, se emborrachan o se diluyen, se expanden con la fuerza centrípeta
de la creación poética, texto endocéntrico.
Allá
vamos. Los Epigramas eróticos griegos, del Libro V de la Antología
palatina están en la bibliografía de Amae pop blue. Lo que yo leí y como
lo leí, tipo de finales del XX y principios del XXI, y a propósito así. Podría
empezar por una influencia aún mayor, más sensible y delicada, como es la
poesía clásica japonesa, pero no, empiezo por los epigramas, dado que el
erotismo explícito y en muchos capítulos tan detallado es sin duda uno de los
elementos literarios que resaltan en Amae pop blue, seguro que para
muchos como luces rojas y sonido de sirena de ataque aéreo. Con todo el gozo de la ingenuidad sin pudor,
como muchos epigramas; con mucha vergüenza residual, lo confieso, y ese es uno
de mis orgullos, haber roto una barrera personal al escribir así; con base
ético-mística y reverencial (¡otra reseña!, los libros que no solo te ayudan en
tu sexualidad sino que señalan a la hipocresía social e interna con respecto a
este tema tan importante, tan placentero y traumático a un tiempo). Y, claro,
que a pocos días de que Libros Indie te haya comunicado que sí, que te publican,
acierte uno a ir a la presentación de Maneras de demorar la noche,
poesía completa de Dinos Jristianópulos, atormentado por su fuerte fe religiosa
(¡qué casualidad, por favor, que descontexto!) y su, para él, castigo de querer
desansiarse recurrentemente, un placer que es penitencia, con ese foco tan
superficial y profundo en el sexo, trascendido, desenterrado, poetizado,
explícito, directo; y con epigramas eróticos griegos como influencia (lógico, era
griego, aunque en este caso más del Libro XII que del V), pues… Yo que iba a
una presentación, invitado por David Calzado, y no sabía que iba a encontrar un
gran alivio y una feliz coincidencia, que me otorgó un plus de seguridad
en mi propia obra. Me enteré, ¿eh?, de la información denotativa y la
comunicación filológica y estética en esa presentación, pero ya ella en sí
también se descontextualizó para mí: solamente yo, entonces, estuve en esa
presentación de Maneras de demorar la noche descontextualizadamente
hablando. Vamos, parece todo a propósito y a posteriori, menos mal que mi
manuscrito tenía su bibliografía, y que ya había sido revisado por otros,
incluida Libros Indie, tengo testigos de la veracidad de mis palabras.
Termino
mi Introducción, que ya va siendo hora, simplemente anunciando que comentaré próximamente estas
dos obras poéticas griegas, una recopilada en el siglo X y que me ayudó a expresarme
al redactar mi novela, y otra del siglo XX que descubro y comienzo a leer un
día en que ya sabía que esa novela se iba a publicar fehacientemente. ¡Las
conexiones! Y que lo haré con este prisma, volviendo a ejercer un derecho.
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