viernes, 30 de mayo de 2014

MIS QUERIDOS ALUMNOS DEL TORRE DEL REY


I LONG TO SEE YOU AND BE IN YOUR COMPANY...

Es increíble, en diez años de docencia, cinco en el IES Torre del Rey (Pilas), cómo me embarga y me cala en lo más profundo el sentimiento de privilegio inmerecido por haber formado parte de las vidas de unos muchachos estupendos, sin excepción, tan valiosos en tantos aspectos. Lo honrado que me siento de haber compartido con ellos tres o cuatro horas a la semana. Y ser receptor de múltiples gestos de afecto: últimamente miradas muy parecidas al del enamorado que contempla a su ser amado. Cada uno lo expresa como su carácter se lo dicta. Algunos me gritan por los pasillos esa cancioncilla de "¡Cómo no te voy querer, cómo no te voy a querer...!", algo que parecería una falta de respeto pero no, en ningún caso, no hay malicia en su intención, al contrario. Es su manera de expresar lo que otros consiguen por otros medios, con medias sonrisas, con enfados que no son capaces de llevar hasta el final porque estamos rendidos el uno al otro, porque incluso en las decepciones me sonríen. ¿Falta de respeto? ¡No! Al contrario: en esas aulas, en esos pasillos, el respeto a mi persona y mi labor rezuma por los cuatro costados. Y en mí el orgullo crece, el orgullo de haber sido profesor de estos muchachos de tan prometedor futuro. Ellos me llaman maestro, y cuando lo escucho (¡maestro, maestro!) me apetece interpretarlo en su más alto sentido, aunque ellos lo dicen por la inercia del cole de Primaria.


     Por eso es de una inefable satisfacción saber que, además, cada uno ha progresado en mi materia, Lengua Castellana y Literatura, escalón a escalón, desde el escalón inicial donde se encontraban. No me arrepiento de ninguna de mis calificaciones. No han llegado las rebajas en mis notas. No me produce ninguna clase de remordimiento el alto número de aprobados porque reflejan la realidad, sin sobrevaloraciones ni hinchazón de nada. Me remordería, más bien, la pedantería al paño de la que hablaba Machado, ese falso prurito de hiperprofesionalidad que ciega por exceso. Y quien conmigo saca un 8, un 5, un 9 o un 4, saca esas notas, no es un 8, un 5, un 9 o un 4: lo que son y lo que hayan de ser es un paso a paso de un sendero que acaban de comenzar.
      Yo he contemplado de principio a fin el progreso de mi alumnado en un trabajo en el aula bastante dirigido. Lo he visto muchas veces. Si de algo me arrepiento es de haber apartado la mirada de ellos en algunos momentos, de haberme dejado ahogar por la negrura de una guerra inútil que me ha hecho ir a medio gas este año. Les irá bien a mis chicos, sí, mis chicos del IES Torre del Rey. ¡Alumnos del Torre del Rey! Si alguna influencia tengo en vosotros, yo os convoco hoy: ¡levantad la cabeza! Luchad, porque todo se puede mejorar, todos tenemos que mejorar. Pero con la cabeza alta, cada uno de los que habéis conquistado mi corazón, que sois todos. La cabeza alta, porque es arriba adonde debéis mirar.


     A eso de las dos o dos y pico de la mañana, un grupo de alumnos me aplaudía, rodeándome, en una calle de Villamanrique, para despedirme de una noche de charla distendida y grata divagación, aderezada con un poco de mosto del bueno y risas también de calidad, sin saber ni por asomo que en realidad se estaban aplaudiendo a sí mismos. ¡Bravo! ¡Geniales, chicos! Simplemente geniales. A mí, que no me gustan los halagos ni las fiestas, estas cosas me incomodan y por hacer algo les saludé inclinándome como si yo fuera un artista que termina una función, pero en realidad lo importante es que me incliné ante ellos, como debe ser ante seres más inteligentes y capaces que yo mismo.
     Fueron muy insistentes, estuvieron casi un mes persuadiéndome para que algún viernes fuera a verlos a la taberna con más solera que hay, el Bolero de Villamanrique de la Condesa, del que alguna vez habrá que hablar en este blog. Querían que estuviera con ellos. Se habían planteado un imposible, que me abriera a ellos: mi carácter no es afable, me corto mucho ante este tipo de situaciones y sin querer me cierro más. Por eso escribo esto: para expresarme de algún modo con ellos. No se merecen mi cara impertérrita, como si no me afectara.
 Por eso, también, voy a publicar el poema que me vinieron a traer hace un par de días, un poema colectivo que crearon para mí y me trajeron como una sorpresa, que lo fue, a clase. No lo publico por vanagloria, sino para que vean cuánto lo valoro y que, aunque físicamente no, porque el contacto físico me resulta embarazoso, les doy ahora ese abrazo que no supe darles ese día. Los autores son Conchi Anguas, Juan Carlos Ballesteros, Alejandro López y Manuel Jesús Córdoba, de 2º de Bachillerato. Como se comprobará, la hipérbole es la figura retórica que más predomina en esta composición.



José Alfonso Bolaños
enseña Lengua desde antaño
además de Literatura
con la máxima dulzura.

Nos corrige los exámenes
con mucho ímpetu y carácter.
Y aunque a veces está nervioso
no se muestra perezoso.

Sin ser muy relatón
nos sonríe siempre
alegrando a toda la gente
por ser buen dialogador.

Alfonso, maestro de maestros
de esos que hacen escuela,
qué amplios son tus consejos
y qué bien nos consuelas.

Qué injustos son los otros
en comparación con él,
por eso cuando lo vemos
nos ponemos a sus pies.

Un tema nos estudiamos
de seis que podrían ser
porque él nos ayuda
para que no nos supere el estrés.

Nos manda indirectas
con un guiño disimulado
para dejar las notas puestas,
altas siempre, pone de su lado.

Su virtud es infinita,
sus consejos son de oro,
sus palabras son bonitas
y es que ¡cuánto lo añoro!

Nos ha calado muy hondo.
Siendo nuestro profe
conocemos bien su rostro,
su alma nadie la conoce.

Ha de lidiar a diario
con quienes se cachondean
de un sabio que al cavernario
lo saca de la caverna.

Profesa con pasión lo que enseña,
bien en estudios, bien de la vida,
muestra de ello es la mella
que dejó en nosotros su sabiduría.

Alfonso es nuestro amigo,
Alfonso es nuestro profesor,
Alfonso es la persona
que siempre llevaremos en nuestro corazón.

No tengo más palabras después de esto. Solo gracias por el poema, y por cada minuto junto a vosotros. Cuidaos mucho.



Texto: José Alfonso Bolaños Luque, salvo el poema.
Imágenes: http://photopin.com/

1 comentario:

  1. Y os sigo echando menos. Incluso a los de 1º ESO que no conozco, y serán primos o hermanos de los que sí.

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