sábado, 16 de enero de 2016

Uno de Lengua hablando de Matemáticas

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DIMENSIONAR OPERACIONES MATEMÁTICAS


El hombre es un ser tridimensional, física y muy probablemente mental y espiritualmente. A lo más que llega es a tres.
            El punto es la dimensión 0, al menos mientras el punto sea diminuto a nuestros ojos. La línea tiene dimensión 1; el plano ya cuenta con dos dimensiones; y los cuerpos con volumen, como el cubo, tienen dimensión 3. Es lógico pensar que existan otras dimensiones en medio, como la dimensión 1’5 o 2’25, y aquí estamos en la teoría de los fractales. Pero no pasamos de tres.

            Desde un punto de vista matemático, abstracto, se pueden definir cuantas dimensiones se quiera (4, 5, 6, …) pero somos incapaces de imaginarlo y, por tanto, parece que en principio nos serán de poca utilidad. Algunos ven en el tiempo la 4ª Dimensión; si eso fuera así, de todos modos, ¿cuál es la 5ª? A mí, lo de que el tiempo sea la 4ª dimensión no me acaba de convencer, es que no lo “visualizo”. Otros hablan del espíritu y lo sobrenatural para referirse a dimensiones mayores a la 3ª.
            Las operaciones matemáticas más básicas también parecen tridimensionales. Contar, la operación más elemental, sería la dimensión 0. Uno cuenta objetos hasta que termina de hacerlo, y se queda sólo con un número (realmente, contar es sumar de uno en uno; la dimensión 0, más que contar, es definir o dar un número: 2, 5, 153, …). La dimensión 1 es sumar, el proceso, no el resultado, que es un solo número también. Multiplicar incluye sumar, pero va más allá (es más potente): tendría dimensión 2. Multiplicar es sumar x veces el mismo número: 5x3 = 5+5+5 = 3+3+3+3+3 = 15. Elevar a una potencia es el paso siguiente (dimensión 3): es multiplicar por sí mismo un número x veces. 23 = 2x2x2 = 8. Y ahí nos quedamos, en la dimensión 3 de las operaciones matemáticas. No seguimos, probablemente porque no nos resulta útil. Seguramente existe, no lo sé, no soy matemático, pero si así es, la operación de dimensión 4, el paso siguiente, es desconocida para el común de los mortales. Ni conocemos sus propiedades (conmutativa, asociativa, etc.).

            No se sigue en la escuela. Nadie te hace razonar y usar una operación que consista en elevar un número por sí mismo x veces. Por ejemplo, elevar 3 al cubo cinco veces: 3 elevado a 3, a su vez elevado a 3, a su vez elevado a 3, a su vez elevado a 3, a su vez elevado a 3: un número enorme inmanejable ya, seguramente. Ni te cuento dimensiones mayores.


            De nuevo, debemos concluir: No somos nadie, compadre.

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Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imágenes: http://photopin.com

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