EL ADVERBIO SOLO (= 'SOLAMENTE')
PREÁMBULO
El adverbio solo, con el significado de 'solamente' (antes, hasta hace muy poco, sólo), iba a estar, junto con los demostrativos, en un artículo conjunto que abordase críticamente las modificaciones de la RAE acerca de la tilde diacrítica en estos casos. Sin embargo, he dejado pasar tanto tiempo desde que quise montar este artículo, que ahora solo solo totalmente solo me va a dar pie para diversas consideraciones, y no solo con respecto a la conveniencia o no de prohibir una tilde tan elegante y funcional como tenía (¿a que ha quedado fea esta redundante frase sin el uso de una tilde que todos teníamos ya asumida y que manejábamos bastante bien?). Así que, por esto, y porque cada vez tiendo a hacer los artículos más breves, me voy a centrar en este tema: la novísima ausencia de tilde diacrítica en el adverbio solo, tras una introducción general que nos servirá para posteriores entradas relacionadas con las tildes suprimidas, y dejando para otras ocasiones artículos de otra índole relacionadas con el adverbio solo.
INTRODUCCIÓN: DEL USO DE LAS TILDES
Si algo tiene bueno entre tantas bondades la escritura de nuestra lengua española es que en ella prima lo práctico por encima de lo histórico y lo ornamental. Ya nuestra propia ortografía da cuenta de ello, y si a los alumnos de primaria y secundaria les cuesta eso de que si va con hache o sin hache, con be o con uve (se sigue llamando "uve", ¿no?), con tilde o sin tilde, eso es otro cantar. Compárese, si no, con el inglés que, simplificando, "no escribe como habla", es decir, tiene demasiadas normas y más de una excepción en la correlación fonema-grafía, o con el francés, con mucha letra para tan poca voz (un sencillo /o/ ya me lo escriben con tres letras, eau, ... ¡y ninguna de ellas es la "o"!). Creo, por tanto, que no nos podemos quejar, la verdad. El mismo francés tiene tres tipos de tilde... De las lenguas más conocidas entre el público en general, me da la impresión que el alemán tal vez sea la lengua que gane entre la correspondencia fonema-letra, y es solo una impresión. Así que, partimos de la base de que si nuestra lengua usa la tilde, es porque es necesaria, no por capricho.
Sus otros usos son también de índole práctica. La tilde se usa, saliéndose de las normas generales, para marcar hiato cuando la vocal tónica es cerrada: no se pronuncia igual Sonia (So-nia) que Sofía (So-fí-a), ni la preposición hacia (ha-cia) que el verbo hacía (ha-cí-a). Aunque no sigue las normas generales de acentuación, aquí de todas maneras se sigue usando la tilde para marcar una diferencia de significados en función de la pronunciación.
La tilde diacrítica es más visual que auditiva, tal vez - aunque esta afirmación es gratuita en muchos casos, pues frecuentemente la tilde diacrítica diferencia palabras monosílabas tónicas (tú, mí, té, sé, sí) de palabras monosílabas de igual pronunciación, pero átonas (tu, mi, te, se, si) -. En todo caso, su función es práctica, pues diferencia en la escritura palabras homógrafas (palabras distintas que se escriben igual). Por eso, diferenciamos té, sustantivo, 'infusión' de te pronombre personal átono; y por eso teníamos diferenciado el adverbio sólo (con el significado de 'solamente') del adjetivo solo (algo así como 'solitario, en soledad').
EL ADVERBIO SOLO Y EL ADJETIVO SOLO
No quiero dar ideas, pero lo cierto es que la tilde diacrítica de sólo era muchísimo más práctica y útil que en otras palabras homógrafas que, por contexto, jamás se podrían confundir.
Oye, también sigue en vigor eso de que no se puede decir *y Inés, sino e Inés, aunque nadie lo pronuncia así apenas, pero sin embargo decimos ni Inés, si Inés sin problemas de eufonía, y nadie se ha planteado cambiar la norma de la variante e de la conjunción y (no quiero dar ideeeaaas...). Y seguimos escribiendo del y al, aunque no escribamos *desdel, *antel, *contral. No porque en estos casos no lo hagamos (se hacía en la Edad Media), vamos a dejar de hacerlo en los casos de del y al, tan asumidos y frecuentes.
Hay casos un poco comprometidos, pero no mucho. Hace poco tuve que modificar la frase Empeñarse en quedarse solo con la literalidad de las palabras por Empeñarse en quedarse solamente con la literalidad de las palabras, para que mis alumnos realizasen un análisis sintáctico adecuado. ¡Hombre!, es cierto que aquí es difícil entender ese solo como un adjetivo, pero la verdad es que no es lo mismo Quedarse solamente con algo que Quedarse uno solo, en soledad, con algo, y se ve modificado hasta el significado del verbo: en el primer caso hay posesión (Me quedé solamente con el Pit Bull, cuyo dueño soy yo); en el segundo es compañía: Me quede yo solo (sin nadie más) con el Pit Bull (agradable compañía, sin duda).
Este blog es testigo de cómo absorbí la lectura de Sonetos espirituales de Juan Ramón Jiménez, un poemario que volveré a leer en breve. El Soneto XLVIII tiene título: HOMBRE SÓLO. Solamente un hombre, no más: lo sabemos gracias a la tilde diacrítica. HOMBRE SOLO es otra cosa, es un hombre sin compañía, y somos conscientes de que "no es bueno que el hombre esté solo", y menos Juan Ramón, quien sin la inestimable ayuda de Zenobia no sabríamos que habría sido de él. Ahora, en las nuevas ediciones, ¿se llamará este poema HOMBRE SOLO?
En fin, aquí lo dejo. Cuantos ejemplos más vaya encontrando en libretas o me sobrevengan de mis lecturas, las traeré aquí, al final, como añadidos post data.
Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imágenes: http://photopin.com
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