No sé cómo, en serio, pero cada vez que me propongo que este blog vuelva a su ser originario, algo sucede que lo arrastra a lo irónico o lo crítico. Así que he de hacer la siguiente advertencia, para, una vez hecha, olvidarme ya de estos derroteros y regresar a la dulce y a un tiempo amarga poesía, a la reflexión lingüística y a un sosiego conveniente y merecido.
Desde el jueves, recibo por diversos medios, especialmente sms, what's app's y correos electrónicos varios mensajes en relación con la vida en mi actual Centro Educativo donde trabajo. Lamento mucho, vaya por delante, si alguien se ha sentido aludido por algún artículo mío, imaginando cosas donde no las hay: me arrepiento de no haber puesto eso de "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia". Así que dejaré bien clara mi postura aquí acerca del estado de mi IES, y ya verán que mi visión de él es muy, muy positiva. Usaré imágenes, además, para no aburrir con tanta letra, y esta será GRANDE.
Mi IES es un IES sano, sano, sano, y le va muy bien, pero que muy bien,
tanto en lo FÍSICO,
como en lo MENTAL o PSICOLÓGICO,
lo SOCIAL o SOCIOLÓGICO
y en lo ESTADÍSTICO
(desviaciones típicas incluidas).
Más sano que una MANZANA.
Así pues, me parece que mi postura constructiva y positiva está más que clara. Ruego que no se me envíen más mensajes ni se me busque por los pasillos ni corredores ni galerías de ningún laberinto.
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