viernes, 30 de mayo de 2014

MIS QUERIDOS ALUMNOS DEL TORRE DEL REY


I LONG TO SEE YOU AND BE IN YOUR COMPANY...

Es increíble, en diez años de docencia, cinco en el IES Torre del Rey (Pilas), cómo me embarga y me cala en lo más profundo el sentimiento de privilegio inmerecido por haber formado parte de las vidas de unos muchachos estupendos, sin excepción, tan valiosos en tantos aspectos. Lo honrado que me siento de haber compartido con ellos tres o cuatro horas a la semana. Y ser receptor de múltiples gestos de afecto: últimamente miradas muy parecidas al del enamorado que contempla a su ser amado. Cada uno lo expresa como su carácter se lo dicta. Algunos me gritan por los pasillos esa cancioncilla de "¡Cómo no te voy querer, cómo no te voy a querer...!", algo que parecería una falta de respeto pero no, en ningún caso, no hay malicia en su intención, al contrario. Es su manera de expresar lo que otros consiguen por otros medios, con medias sonrisas, con enfados que no son capaces de llevar hasta el final porque estamos rendidos el uno al otro, porque incluso en las decepciones me sonríen. ¿Falta de respeto? ¡No! Al contrario: en esas aulas, en esos pasillos, el respeto a mi persona y mi labor rezuma por los cuatro costados. Y en mí el orgullo crece, el orgullo de haber sido profesor de estos muchachos de tan prometedor futuro. Ellos me llaman maestro, y cuando lo escucho (¡maestro, maestro!) me apetece interpretarlo en su más alto sentido, aunque ellos lo dicen por la inercia del cole de Primaria.


     Por eso es de una inefable satisfacción saber que, además, cada uno ha progresado en mi materia, Lengua Castellana y Literatura, escalón a escalón, desde el escalón inicial donde se encontraban. No me arrepiento de ninguna de mis calificaciones. No han llegado las rebajas en mis notas. No me produce ninguna clase de remordimiento el alto número de aprobados porque reflejan la realidad, sin sobrevaloraciones ni hinchazón de nada. Me remordería, más bien, la pedantería al paño de la que hablaba Machado, ese falso prurito de hiperprofesionalidad que ciega por exceso. Y quien conmigo saca un 8, un 5, un 9 o un 4, saca esas notas, no es un 8, un 5, un 9 o un 4: lo que son y lo que hayan de ser es un paso a paso de un sendero que acaban de comenzar.
      Yo he contemplado de principio a fin el progreso de mi alumnado en un trabajo en el aula bastante dirigido. Lo he visto muchas veces. Si de algo me arrepiento es de haber apartado la mirada de ellos en algunos momentos, de haberme dejado ahogar por la negrura de una guerra inútil que me ha hecho ir a medio gas este año. Les irá bien a mis chicos, sí, mis chicos del IES Torre del Rey. ¡Alumnos del Torre del Rey! Si alguna influencia tengo en vosotros, yo os convoco hoy: ¡levantad la cabeza! Luchad, porque todo se puede mejorar, todos tenemos que mejorar. Pero con la cabeza alta, cada uno de los que habéis conquistado mi corazón, que sois todos. La cabeza alta, porque es arriba adonde debéis mirar.


     A eso de las dos o dos y pico de la mañana, un grupo de alumnos me aplaudía, rodeándome, en una calle de Villamanrique, para despedirme de una noche de charla distendida y grata divagación, aderezada con un poco de mosto del bueno y risas también de calidad, sin saber ni por asomo que en realidad se estaban aplaudiendo a sí mismos. ¡Bravo! ¡Geniales, chicos! Simplemente geniales. A mí, que no me gustan los halagos ni las fiestas, estas cosas me incomodan y por hacer algo les saludé inclinándome como si yo fuera un artista que termina una función, pero en realidad lo importante es que me incliné ante ellos, como debe ser ante seres más inteligentes y capaces que yo mismo.
     Fueron muy insistentes, estuvieron casi un mes persuadiéndome para que algún viernes fuera a verlos a la taberna con más solera que hay, el Bolero de Villamanrique de la Condesa, del que alguna vez habrá que hablar en este blog. Querían que estuviera con ellos. Se habían planteado un imposible, que me abriera a ellos: mi carácter no es afable, me corto mucho ante este tipo de situaciones y sin querer me cierro más. Por eso escribo esto: para expresarme de algún modo con ellos. No se merecen mi cara impertérrita, como si no me afectara.
 Por eso, también, voy a publicar el poema que me vinieron a traer hace un par de días, un poema colectivo que crearon para mí y me trajeron como una sorpresa, que lo fue, a clase. No lo publico por vanagloria, sino para que vean cuánto lo valoro y que, aunque físicamente no, porque el contacto físico me resulta embarazoso, les doy ahora ese abrazo que no supe darles ese día. Los autores son Conchi Anguas, Juan Carlos Ballesteros, Alejandro López y Manuel Jesús Córdoba, de 2º de Bachillerato. Como se comprobará, la hipérbole es la figura retórica que más predomina en esta composición.



José Alfonso Bolaños
enseña Lengua desde antaño
además de Literatura
con la máxima dulzura.

Nos corrige los exámenes
con mucho ímpetu y carácter.
Y aunque a veces está nervioso
no se muestra perezoso.

Sin ser muy relatón
nos sonríe siempre
alegrando a toda la gente
por ser buen dialogador.

Alfonso, maestro de maestros
de esos que hacen escuela,
qué amplios son tus consejos
y qué bien nos consuelas.

Qué injustos son los otros
en comparación con él,
por eso cuando lo vemos
nos ponemos a sus pies.

Un tema nos estudiamos
de seis que podrían ser
porque él nos ayuda
para que no nos supere el estrés.

Nos manda indirectas
con un guiño disimulado
para dejar las notas puestas,
altas siempre, pone de su lado.

Su virtud es infinita,
sus consejos son de oro,
sus palabras son bonitas
y es que ¡cuánto lo añoro!

Nos ha calado muy hondo.
Siendo nuestro profe
conocemos bien su rostro,
su alma nadie la conoce.

Ha de lidiar a diario
con quienes se cachondean
de un sabio que al cavernario
lo saca de la caverna.

Profesa con pasión lo que enseña,
bien en estudios, bien de la vida,
muestra de ello es la mella
que dejó en nosotros su sabiduría.

Alfonso es nuestro amigo,
Alfonso es nuestro profesor,
Alfonso es la persona
que siempre llevaremos en nuestro corazón.

No tengo más palabras después de esto. Solo gracias por el poema, y por cada minuto junto a vosotros. Cuidaos mucho.



Texto: José Alfonso Bolaños Luque, salvo el poema.
Imágenes: http://photopin.com/

jueves, 8 de mayo de 2014

Selectividad Junio 2012-2013 Reserva a) Opción B

PAU COMENTARIO DE TEXTO Y LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA



Junio 2013. Examen de Selectividad Reserva a). Opción B
                 
La prueba

OPCIÓN B
Texto

LA CARBONERILLA QUEMADA 

   En la siesta de julio, ascua violenta y ciega, 
prendió el horno las ropas de la niña. La arena 
quemaba cual con fiebre; dolían las cigarras; 
el cielo era igual que de plata calcinada. 

...Con la tarde, volvió –¡anda, potro!– la madre. 
El pinar se reía. El cielo era de esmalte 
violeta. La brisa renovaba la vida...   

La niña, rosa y negra, moría en carne viva. 
Todo le lastimaba. El roce de los besos, 
el roce de los ojos, el aire alegre y bello: 
— «Mare, me jeché arena zobre la quemaúra. 
Te yamé, te yamé dejde er camino... ¡Nunca 
ejtubo ejto tan zolo! Laj yama me comían, 
mare, y yo te yamaba, y tú nunca benía!» 
    
Por el camino –¡largo! –, sobre el potrillo rojo, 
murió la niña. Abiertos, espantados, sus ojos 
eran como raíces secas de las estrellas. 
La brisa jugueteaba, ensombrecida y fresca. 
Corría el agua por el lado del camino. 
Ondulaba la yerba. Trotaban los pollinos, 
oyendo ya los gritos de los niños del pueblo...     

Dios estaba bañándose en su azul de luceros.                                                            

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ, Historias [para niños sin corazón]

Cuestiones 

1. Señale y explique la organización de las ideas contenidas en el texto. (Puntuación máxima: 1.5  puntos).
2.
2. a. Indique el tema del texto. (Puntuación máxima: 0.5 puntos).
2. b. Resuma el texto. (Puntuación máxima: 1 punto).
3. Realice un comentario crítico del contenido del texto. (Puntuación máxima: 3 puntos).
4. Analice sintácticamente la siguiente oración:

Trotaban los pollinos, oyendo ya los gritos de los niños del pueblo. (Puntuación máxima: 2 puntos).

5. Exponga las características de las distintas tendencias de la poesía lírica española del siglo XX hasta 1939. Cite los autores y obras más representativos. (Puntuación máxima: 2 puntos).

Cuestión 1: Estructura y organización de ideas



El texto es un poema completo de Juan Ramón Jiménez, de gran intensidad lírica basada en una breve y trágica historia, de ahí que podamos decir que presenta una estructura lineal o cronológica propia de los textos narrativos. Así, pues, el texto se divide en tres partes: Presentación, Nudo y Desenlace.

PRIMERA PARTE: PRESENTACIÓN. Primera Estrofa (versos 1-4)

- Personaje principal: una niña.
- Localización espacio-temporal: verano muy caluroso en el campo (espacio abierto).
- Inicio del problema o suceso que da pie al nudo: la niña se ha quemado al prender sus ropas.
- Causa: La chica trabaja de carbonera (lo sabemos por el título).

SEGUNDA PARTE: NUDO. Segunda y tercera estrofas (versos 5-14).
- La madre de la carbonerilla aparece montada en un potro, y se la lleva moribunda al pueblo, en un camino que se hace largo.
- La niña se dirige a ella en acento andaluz occidental, expresándole la angustia que había pasado esperándola mientras trataba de sobreponerse a las graves quemaduras que ha sufrido.

TERCERA PARTE: DESENLACE. Cuarta y quinta estrofas (versos 15-22).

- La niña muere antes de llegar al pueblo.
- La vida sigue, bella y bulliciosa, pero la niña ha muerto: ya está con Dios.

Cuestión 2: Tema y resumen


TEMA

a) Aséptico: Muerte de un niña carbonera tras quemarse en un accidente.

b) Lírico: Manifestación lírica del dolor y la soledad de una niña carbonera tras accidente trágico.

RESUMEN:

Una niña que ejerce de carbonera sufre un accidente al prender sus ropas y se quema. En soledad, sufre el dolor físico producido por las quemaduras, en pleno verano andaluz, y el emocional, mientras el alrededor continúa bello y bullicioso, espléndidamente alegre  y vivo. La madre, montada en un potro, no llega a tiempo para salvarla: muere antes de llegar al pueblo. Todo siempre desde dos puntos de vista: el de una voz poética, que parece portavoz de la naturaleza y de los sentimientos que suscitan esta dramática situación, y el de la propia niña, sufriente y moribunda.

Cuestión 3: Comentario crítico



La carbonerilla quemada es un poema de Juan Ramón Jiménez, uno de los mayores exponentes de la poesía española de todos los tiempos. Máximo representante del Modernismo poético en España, su producción lírica fue tanto extensa como intensa, de modo que no solo escribió mucho, sino asimismo con un grado de perfección formal y estética sin parangón, tanto que consigue una evolución personalísima que le lleva del Modernismo elegante y preciosista al endiosamiento creador y con un grado mayor de abstracción, y siempre con un poderoso y personalísimo estilo.
     Juan Ramón Jiménez es, además de por su poesía, conocido internacionalmente por su obra lírica en prosa Platero y yo, de la que se cumple este año de 2014 su centenario, libro para niños que llega a todos los públicos, transido de ternura y vida, trasunto de vivencias y experiencias del propio autor. El moguereño, además, redescubre y promociona a Bécquer, traduce obras del inglés al español (especialmente a Tagore) e influye notablemente en la vida cultural e intelectual de la España de principios de siglo XX. Su sensibilidad hacia los niños se manifiesta no solo en la obra de Platero y yo, sino asimismo en el recuerdo idílico de su infancia, cuyo mundo rehace en su poesía, y en su labor para amparar huérfanos y niños desvalidos durante el tiempo que estuvo en Madrid en plena Guerra Civil; lo que contrasta con que no pudieran tener hijos su esposa Zenobia Camprubí y él. En el poema La carbonerilla quemada vamos a encontrar estos elementos, modernismo, naturaleza andaluza e infancia, juntos, en un poema de un lado reconocible como juanramoniano, pero de otro un tanto atípico.
     El poema es atípico en Juan Ramón Jiménez por diversos motivos. Desde luego, La carbonerilla quemada no sería un poema-tipo que escoger para ejemplificar, si es que eso se puede, la poesía del andaluz. Para empezar, siendo un texto intensamente lírico, adopta la forma de una narración en verso. En realidad, existen versos eminentemente líricos, sobre todo en la personal descripción del paisaje (por ejemplo, los versos 6 y 7: El pinar se reía. El cielo era de esmalte / violeta. La brisa renovaba la vida...), pero lo cierto es que, en general, la voz poética nos está contando una historia (narración) con una postura lírica, desde una visión poética. 
     Nos está contando una historia, porque desde el principio nos sitúa en un espacio y un tiempo donde suceden unos hechos: el primer enunciado del texto, compuesto de menos de dos versos, nos sitúa en un verano tórrido, junto a un horno, y nos da brevemente cuenta de que las ropas de la carbonera, que es una niña, se han quemado. Es una auténtica presentación de una narración. El resto de la estrofa se recrea en la naturaleza que, por otra parte, como ya hicieran los románticos, es reflejo del sentir y el dolor de la propia niña. Toda la primera estrofa es una distorsión o mezcla unísona entre la naturaleza y el alrededor y el suceso acaecido a la chiquilla: la arena quemaba, el verano era tórrido, en plena hora de la siesta, hasta el dolor, y esto no es otra cosa, a la vez, que el dolor y el calor extremo que sufre la niña al quemarse. El sonido de las chicharras, insecto asociado al calor y el verano, pero asimismo al de una brevísima vida (es un tanto un presagio), duelen, porque es el sonido que escucha la niña mientras se duele de sus gravísimas y dolorosísimas heridas.
     Por esta visión, por cómo se cuentan los hechos y por lo que se omite, no podemos dejar de decir que el poema es lírico sin paliativos, por más que aparezca una historia, y que el elemento central sea un "personaje" (la niña) y su sufrimiento. No hay narrador, hay voz poética que nos da la visión lírica de unos hechos. Belleza y sentimiento trágico y dolido son los elementos centrales del texto, y además en consonancia.
     El carácter narrativo del poema se manifiesta en que podemos contar narrativamente lo que ha sucedido. En pleno verano andaluz, a la hora de la siesta, una niña trabaja de carbonera en un horno, una infancia, por cierto, que contrasta notablemente con la propia infancia de Juan Ramón, sin necesidades, llena de luz y experiencias reposadas y positivas que él transforma en dulcemente melancólicas. Aquí, el personaje principal es una niña que debe estar trabajando, una infancia negra como el propio carbón que maneja. Y la fatalidad aparece: las ropas de la niña se prenden y sufre quemaduras a la postre mortales. Sucede, entonces, una de las mayores paradojas, no de la literatura, sino de la vida misma, pues encontramos juntos trabajo, dolor inmenso, sufrimiento en soledad y muerte junto a infancia, inocencia, niña que clama por su madre.
     La madre acude tarde, probablemente porque tardan en avisarla, porque los caminos son difíciles, porque el caballo va lento o, quién sabe, y esto es lo más seguro, porque la madre es ignorante de todo y es cuando va a recogerla cuando la encuentra tratando de sobreponerse a quemaduras intensas. Lo cierto es que estas son de tal calibre que hasta los propios besos de su madre, que imaginamos rota de dolor, besos tardíos, le hacen daño, cualquier roce produce dolor en la chiquilla. Su madre trata de llevarla al pueblo, pero no consigue alcanzarlo a tiempo. Antes de llegar, la niña expone, con característico acento andaluz occidental, y con la inocencia de un niño que explica lo que los adultos ya saben como si no lo supieran, toda su experiencia de dolor: que trató de apagar sus quemaduras con arena sin éxito, casi excusándose; que la llamaba y no aparecía por ninguna parte; que las llamas la envolvían; y sin apenas usos de adjetivos y sintagmas valorativos, y solo a través de estas sencillas palabras, podemos comprender racional y emotivamente lo que le pasó y sufrió esta niña y lo que en realidad oía e interpretaba esa madre. Una circunstancia absolutamente intolerable e insoportable para cualquier ser humano con una pizca de sensibilidad: el dolor y el sufrimiento mortal de un niño, y cuánto más difícil si es tu propio hijo.
     La niña muere antes de llegar al pueblo.
     Y si ya es terrible este hecho, a poco de pensarlo, Juan Ramón nos lo hace vivir con mayor emoción a través de elementos de contraste: el alrededor parece insolentemente indiferente (brisa agradable, crepúsculo bello, niños jugando, ...) y  la chica muere un poco antes de llegar al pueblo, lo que acrecienta, seguro, el dolor de la madre, que por poco consigue llegar a tiempo.
     Por la extensión, su cierto carácter narrativo que acabamos de comentar, el tono y otros elementos, cabría decir que este poema nos recuerda un tanto a los romances, que desde la Edad Media hasta nuestros días se cultivan en español y que tan presentes están en nuestra tradición poética. Sin embargo, el poema no es un romance. Se trata de un poema compuesto a base de pareados, de modo que todos los versos riman; coincide, eso sí, con el romance en el número par de versos totales y la extensión del poema. Los versos son alejandrinos, lo cual separa el poema de la tradición popular y del romance (del verso octosílabo), tratándose de un verso largo más propio de los poemas cultos. El alejandrino es muy cultivado por Juan Ramón Jiménez, mostrando una gran maestría en su uso. No son los versos alejandrinos, estrictamente, de 14 sílabas, sino de 7+7, con una cesura justo en la séptima sílaba, y aplicándose en el primer hemistiquio las mismas normas métricas que para un verso independiente. Precisamente es así el quinto de este poema: ...Con la tarde, volvió –¡anda, potro!– la madre. Si contásemos las sílabas sin tener en cuenta la cesura, no nos sale de catorce sílabas: ...Con/la/tar/de,/vol/vió__-¡an/da,/po/tro!-/la/ma/dre harían un total de 12 con sinalefa, 13 sin ella; en ningún caso 14. Pero al encontrarse la cesura justo tras volvió, el hemistiquio ...Con la tarde, volvió es de 6+1=7 sílabas: sumamos una más por ser volvió palabra aguda. En todo caso, habría que fijarse especialmente en el ritmo versal para escuchar la cadencia triste y contundente del poema, acorde con la tragedia de su contenido; no es este el lugar ni disponemos de tiempo suficiente para ello, por lo que lo dejamos apuntado.
     Por otro lado, la preponderancia de lo lírico sobre lo narrativo se acentúa al quedar difusos los detalles. No conocemos el nombre de la niña, su profesión la sabemos por el título, no sabemos el nombre del pueblo y el texto está centrado en los momentos más sentidos de la historia. En definitiva, hay de trasfondo una historia que no se desarrolla en un argumento, que, en el fondo, es lo que diferencia al género lírico del narrativo y el dramático.
     Este poema es un poema de contrastes. Están por todas partes. Ya hemos hecho alusión a la aparición de cierta narrativa difusa en la preponderancia lírica, y a la paradoja de asociar muerte y sufrimiento con infancia. Pero hay muchas más. Por ejemplo, encontramos preciosismo y belleza propia del Modernismo, con un crepúsculo de atardecer violeta incluido, en los que tan bien se manejaba Juan Ramón Jiménez, pero asimismo hay intensidad emocional y tragedia física y sentimental al presentarnos el horror contenido de una niña que agoniza y muere. Pero, en lugar de mostrarnos a la madre llorando mientras intenta salvarla (solo se sugiere que la besa al encontrarla, y esos besos le duelen, pues la chiquilla se encuentra en carne viva), el mayor contraste es la insolente indolencia de la naturaleza y la vida, que se nos hace insoportable al saber del sufrimiento de la chiquilla: brisa suave, pinos que ríen (personificación), niños a los que se les escucha jugar alegres. Estos momentos dulces y agradables de la vida circundante son expresados con recursos propios del Modernismo poético, predominando las sensaciones, especialmente visuales y sonoras, pero también el tacto. El contraste se da en que esta exquisitez de la naturaleza y también de sentimientos puros (los besos de la madre) agreden a la niña herida, tales son sus quemaduras. Juan Ramón, además, se vale de ellos, como cuando califica a la niña de rosa y negra, con adjetivación de color que transmite algo tan poco Modernista como la carne infantil tiznada del carbón, en primera instancia, y la carne viva, todo su cuerpo hecho herida, y las quemaduras negras en su cuerpecito, en segunda. Esto está escrito con toda la intención por parte del poeta, quien aprovecha incluso los recursos poéticos (Modernismo y exquisitez junto con llaneza de la expresión oral y viveza radical propia del Romanticismo y tradiciones anteriores; verso culto y rima asonante; etc.).
     Además del contraste, de lo que se expresa sin decir, de aquello que está junto a eso otro que parece tan distinto, el poema está lleno de comparaciones (el cielo era igual que de plata calcinada), metáforas (Dios está bañándose en su azul de luceros), complejas sinestesias (el roce de los ojos) y otros tropos y figuras de contenido. Pero también, y muy significativamente, el símbolo, o expresiones susceptibles de ser interpretadas como tales.

     De otra parte, es de reseñar (y esto vuelve a ser un contraste con los elementos preciosistas del Modernismo) el hecho de que no solo reproduce en estilo directo las palabras de la niña, sino que intenta plasmar el acento andaluz, acudiendo a la j implosiva (a final de sílaba) para representar la aspiración de la s y a la z para marcar el ceceo propio de las zonas rurales de provincias andaluzas occidentales como Huelva, Sevilla o Cádiz, e incluso a grafías innecesarias, como la y por la ll o la b por la v, irrelevantes en lo que hace a la pronunciación. Las palabras que terminan en s, como verbos en 2ª persona o plurales, aparecen en algunos casos con ausencia de sonido (yama por llamas o benía  por venías, por ejemplo). Se presentan desapariciones de consonantes intervocálicas con tildes bien puestas (quemaúras) y la reiteración anafórica de mare en lugar de madre, propio del habla coloquial andaluz en su variedad occidental. La lengua oral aparece antes, casi como un documento sonoro en el ¡anda, potro!, que es lo que la mujer va diciéndole al animal para que vaya más deprisa, y que se entremete al vivo dentro del verso como un pequeño inciso.
   El uso ambiguo y de varia interpretación, a la vez, del léxico es reseñable. Cuando dice Por el camino –¡largo! –, sobre el potrillo rojo, tal vez el camino al pueblo sea largo, no lo sabemos: al ir el adjetivo en paréntesis se señala la percepción de la extensión del camino desde la angustia (se hace largo; la niña no llegará viva a su destino de salvación), se le hace a la madre, y al ir entre exclamaciones se trata de plasmar dicha angustia, tal vez callada. Y el potrillo es rojo porque debe de ser de un marrón rojizo, pero se dice rojo para recordar el fuego, el ardor de muerte en la niña, el ardor emocional de la madre angustiada. Hablaremos de esto al final del comentario.   


     No es posible un rastreo exhaustivo de la gran cantidad de figuras retóricas, tanto de forma como de contenido, usadas aquí, así que terminamos este comentario comentando dos muy llamativas. En primer lugar, desde un punto de vista formal, el poema no se divide en estrofas aunque lo parece, sino en párrafos. El poema es un conjunto de once pareados de rima asonante que se distribuyen en bloques con apariencia de estrofas, pero no lo son (no siguen normas de rima o tipo de verso). El último verso, como conclusión, queda solo: la niña está con Dios. Juan Ramón usa magistralmente en toda su producción poética la distribución versal (encontramos sonetos a la inglesa, o con medios versos de los tercetos junto con los cuartetos en sus Sonetos espirituales, por ejemplo) y de los encabalgamientos de todo tipo, así como el uso de los puntos suspensivos para marcar silencios o lapsos de tiempo (la segunda "estrofa" comienza por ellos para indicar que la madre tarda en llegar, desde el accidente -la hora de la siesta- hasta el final de la tarde).

     El otro recurso es el doble o triple plano interpretativo. Ya aparece en el primer verso, que ponemos de ejemplo y fácilmente se encontrará en el resto del poema:  En la siesta de julio, ascua violenta y ciega, se describe  mediante esta metáfora la hora más calurosa del verano andaluz como un ascua (ardiente) violenta (calor insoportable y dañino) y ciega, como la justicia (es así para todos). Pero en un segundo plano interpretativo nos anticipa y también se refiere al fuego del horno sobre la niña: un calor inmenso, virulento y tan ciego que agrede a una inocente niña. Se aplica a ambas realidades. O, en esa misma "estrofa", cuando se dice, ahora con un símil, que la arena quemaba cual con fuego, se dice porque es así (la arena está muy caliente) pero al tiempo nos ilustra y apunta a aquello a lo que se referirá la niña: que trata de apagar los fuegos que la agreden revolcándose en la arena, doliéndole toda su piel y carne viva por ello, y siendo ahora la fiebre una clara imagen del sufrimiento de la niña y una sensación muy ilustrativa pero a un tiempo tan contraria a la sensibilidad modernista. Pero sensación clara y puesta al vivo. Y esto son solo dos sencillos ejemplos de un poema complejo y con muchas opciones interpretativas por desvelar.

Cuestión 4: Análisis de oración



La oración es:

Trotaban los pollinos, oyendo ya los gritos de los niños del pueblo.

     Se trata de una Oración Compuesta por Subordinación. El verbo principal, y núcleo de toda la Oración es Trotaban, pues está en forma personal. Su sujeto es los pollinos y oyendo ya los gritos de los niños del pueblo lo consideramos un CCM/Prop. Sub. Adv. Modal. No obstante, podría considerarse Temporal,pues oyendo ya los gritos de los niños del pueblo puede interpretarse como ...mientras  oían ya los gritos de los niños del pueblo.



Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imágenes: http://photopin.com












martes, 6 de mayo de 2014

Exámenes de Selectividad 2011-2012 (Titular, Opción B)

3.

Titular de Junio 2012, OPCIÓN B:

Fragmento de

Los Girasoles Ciegos (Segunda Derrota)

La prueba

OPCIÓN B

Texto

     He observado atentamente el rostro blanco de Elena. Su palidez ya no es tan macilenta como en el momento de la muerte. Sencillamente ha perdido todos los colores. Quizás la muerte sea transparente. Y heladora. Durante las primeras horas he sentido la necesidad de mantener su mano entre las mías, pero poco a poco me he encontrado unos dedos sin caricias y he sentido miedo de que fuera ése el recuerdo que quedara grabado en mi piel insatisfecha. Llevo varias horas sin tocarla y ya no soy capaz de reposar junto a su cuerpo. El niño sí. Ahora yace exhausto acurrucado junto a su madre. Por un momento he pensado que pretendía devolver el calor al cuerpo inerte que le sirvió de refugio mientras duró el zumbido de la guerra.  
     Sí. Hemos perdido una guerra y dejarnos atrapar por los fascistas sería lo mismo que regalarles otra vez otra victoria. Elena ha querido seguirme y ahora sabemos que nuestra decisión ha sido errónea. Quiero pensar que jamás se cometió un error tan generoso.  
     Debimos hacer caso a sus padres, a los que pido perdón por permitir que Elena me acompañase en mi huida.  
     Que te quedes, no te harán daño, le dije. Que te sigo. Que me matan. Que me muero. Hablábamos de la muerte para dejar la vida al descubierto. Pero nos equivocábamos. Nunca debimos emprender un viaje tan interminable estando ella de ocho meses. El niño no vivirá y yo me dejaré caer en los pastos que cubrirá la nieve para que de las cuencas de mis ojos nazcan flores que irriten a quienes prefirieron la muerte a la poesía. 

Alberto Méndez: Los girasoles ciegos

  Cuestiones  

1. Señale y explique la organización de las ideas contenidas en el texto. (Puntuación máxima: 1.5 puntos). 
2.  
2 a) Indique el tema del texto. (Puntuación máxima: 0.5 puntos). 
2 b) Resuma el texto. (Puntuación máxima: 1 punto). 
3. Realice un comentario crítico del contenido del texto. (Puntuación máxima: 3 puntos). 
4. Indique las relaciones sintácticas que se establecen entre las oraciones del siguiente fragmento:   
Debimos hacer caso a sus padres, a los que pido perdón por permitir que Elena me acompañase en mi huida. (Puntuación máxima: 2 puntos).  
5. Exponga las principales características de la novela como género literario. (Puntuación máxima: 2 puntos).

Cuestión 1: Estructura y organización de ideas

Este texto, un fragmento de una narración extensa, es en sí una narración a su vez. Encuentro dos formas de dividirlo: 

PRIMERA OPCIÓN: ESTRUCTURA DESENLACE-NUDO-PRESENTACIÓN

El texto presenta una estructura tripartita propia de los textos narrativos, que comienza por el desenlace y continúa por el nudo y la presentación (estructura in extrema res o, más bien, anticronológica). 
PRIMERA PARTE: DESENLACE (primer párrafo).

- Elena se encuentra ya fallecida, junto a su bebé recién nacido,mientras los observa reflexivo el protagonista (Eulalio), transido de tristeza y resignación.

SEGUNDA PARTE: NUDO (segundo y tercer párrafos).

- Eulalio pertenece al bando republicano, que ha perdido la guerra, y decide huir de Madrid.
- Elena, embarazada de ocho meses, decide acompañarle en su huida.
- Elena se pone de parto y acabará falleciendo por ello.
- Eulalio es consciente en su huida y en el desenlace de que fue una decisión errónea que Elena le acompañase, y se arrepiente de ello.

TERCERA PARTE: PRESENTACIÓN (último párrafo).

-Aparecen los protagonistas, Elena y Eulalio, discutiendo acerca de la idoneidad de que ella también huya con el muchacho, en el contexto de haber perdido la guerra. 


SEGUNDA OPCIÓN: ESTRUCTURA BIPARTITA

Justificación: Si bien es posible considerar el primer párrafo como el desenlace del texto, lo cierto es que a partir del segundo se mezclan de manera fragmentaria elementos de la presentación y el nudo, e incluso del desenlace. Así que puede proponerse dividir el texto en dos partes. La PRIMERA, el primer párrafo, Eulalio ante su hijo recién nacido y el cadáver de Elena; la SEGUNDA, el resto del texto, se ofrece de manera retrospectiva a los dos muchachos ante la perspectiva de huir juntos o no.

Cuestión 2: Tema y Resumen

TEMA:


Creo que acertado pero extenso:

a) Desenlace trágico tras la decisión errónea: Elena, embarazada, fallece en su huida conjunta con Eulalio tras el parto. 

b) Eulalio, frente al cadáver de su querida Elena, considera un error haber consentido que huyera junto a él.

RESUMEN

Eulalio, un joven poeta y soldado republicano cuyo nombre no se menciona aquí, ha huido para no ser atrapado por las fuerzas nacionales. Su amada Elena, embarazada de ocho meses, partió con él a pesar de que en principio el muchacho se opuso. Ella, al fin, falleció en el parto: el bebé reposa junto a su madre muerta mientras el joven los contempla sin saber qué hacer, abatido por completo. 

Cuestión 3: Comentario crítico

El texto es un fragmento de la obra de Alberto Méndez Los girasoles ciegos. Se trata de una obra narrativa moderna (publicada en 2004), una serie de cuatro relatos extensos que se ubican en la España de la posguerra y titulados significativamente como "derrotas". Aquí, nos encontramos en el principio de la Segunda Derrota (Segunda derrota: 1940 o Manuscrito encontrado en olvido), en su Presentación, donde aparece el protagonista, Eulalio, un joven poeta que ha luchado en las filas republicanas y que, tras la derrota, huye hacia tierras del norte para no ser apresado por las fuerzas nacionales. Le ha acompañado Elena, su pareja, embarazada de ocho meses, que ahora yace muerta en un refugio de montaña tras el parto. El bebé también yace junto a su madre, y desolado los observa el chico, que no ha movido al niño de junto a ella. A continuación, se decidirá a dejar morir de inanición al bebé, aunque a última hora cambia de opinión, cuando el niño apenas tiene fuerzas para seguir llorando y logra alimentarlo y hacer que continúe viviendo a duras penas. Tras pasar duras vicisitudes, también ellos acabarán falleciendo. 
     Se trata, por tanto, de un texto narrativo, donde predomina la acción y, por tanto, los verbos en Pretérito, especialmente Imperfecto, Perfecto Simple y Pluscuamperfecto de Indicativo; y cuando decimos "texto" nos referimos tanto al fragmento como al relato completo. El narrador es el propio protagonista, Eulalio, quien ha decidido anotar en una libreta sus últimas y penosas semanas de vida. Por eso, se narra en primera persona (narrador interno; en concreto, narrador protagonista). De todos modos, aparece un segundo narrador, un narrador-transcriptor: se supone que la libreta ha sido hallada y "alguien" (el narrador-transcriptor) ha decidido mostrárnosla tal como la encontró, añadiendo de vez en cuando apreciaciones sobre el tipo de letra, tachaduras, ...
      La modalidad textual que va a predominar será, obviamente, la narración. Contar los acontecimientos es prioritario, de ahí su preponderancia. En este relato concreto, ni siquiera encontraremos diálogos, puesto que el protagonista se encuentra solo con su bebé y además el texto es transcripción de sus palabras literales escritas en soledad. No obstante, en este fragmento encontramos reproducido un diálogo breve en estilo directo libre: Que te quedes, no te harán daño, le dije. Que te sigo. Que me matan. Que me muero. Y también indicaciones de los temas de conversación (Hablábamos de la muerte para dejar la vida al descubierto) o sugerencias de diálogos mantenidos (Debimos hacer caso a sus padres, ...: obviamente, los padres de Elena hablaron con ellos) e incluso diálogos irreales a sabiendas de que el receptor ni está presente ni logrará a escuchar o leer sus palabras (Debimos hacer caso a sus padres, a los que pido perdón ...). De hecho, el tono de la narración es parecida al del diálogo: es una especie de monólogo, donde la confesión y la reflexión tienen cabida y, por tanto, da la impresión de que el narrador está conversando con otro, con nosotros, los lectores. De ahí que aparezcan marcas propias de la conversación, como el marcador del discurso formando el solo un enunciado, cercano a la función fática del lenguaje.
     También es habitual encontrar descripciones en textos literarios narrativos, especialmente en los extensos, como la novela o el relato largo, como en este caso. El primer párrafo puede considerarse una descripción. El narrador dice lo que ve. Lo que ve es estático, así que poca acción hay aquí: un cadáver, el de su amada Elena, yerto, y un bebé recién nacido a su lado. Se trata, en principio, de una prosopografía de una mujer muerta, que se identifica con la muerte, y el narrador se centra en el color del rostro y el tacto de sus dedos. La descripción de los elementos físicos se mezcla así con la descripción de sensaciones propias y de temores, convirtiéndose la chica en imagen de la propia muerte. Y el sentimiento de amor profundo, y nos resulta llamativo y altamente emotivo la renuncia a seguir acariciándola para que no quede ese recuerdo como último, la frialdad de unos dedos muertos. Parece como si el amor hubiera llegado a un extremo y fuera a dar la vuelta, pues por amor a su hijo el joven tomará la resolución de dejarlo morir (inconcebible paradoja), por la situación extrema a la que ha llegado. La guerra en sí misma ha sido la derrota total: el sentimiento de fracaso militar los pone en fuga, y el protagonista se sabe ya muerto en vida. Sus premoniciones negras acerca de sí mismo y de su bebé son realistas, y las expresa con un vocabulario y unas oraciones bellas y exquisitas: no en balde, el narrador es poeta. El final no solo es estéticamente bello, sino que es altamente emotivo y encierra una paradoja: El niño no vivirá y yo me dejaré caer en los pastos que cubrirá la nieve para que de las cuencas de mis ojos nazcan flores que irriten a quienes prefirieron la muerte a la poesía. La poesía, la belleza, la inteligencia, superan a la atrocidad de la guerra, a los violentos. Él morirá, sí, pero será abono para nuevas flores, símbolo de belleza, poesía y vida. Hay, pues, en cierto modo, un más allá no religioso sobre el que se reflexiona, una amarga victoria en la más amarga derrota. No obstante, la muerte del bebé(del futuro), inocente, inconsciente de ideologías y guerra, sigue siendo un contrapunto que nos pone a los lectores el nudo en la garganta y la sensación de profunda lástima y de verdadera derrota es insoslayable, por más que el muchacho se consuele con sus propias palabras, tan bien enunciadas.

     Por ejemplo, la adjetivación es importante. El rostro blanco de Elena es belleza renacentista, pureza y asimismo la palidez de la muerte. La piel insatisfecha del narrador nos apunta a la insuficiencia de haber tenido a Elena tan poco tiempo y en esas circunstancias. Pero si algo es poderosamente llamativo son las imágenes y los símbolos. El niño recién nacido es símbolo de vida en la muerte, pero también de futuro desesperanzador y breve. La bella y poética expresión Por un momento he pensado que pretendía devolver el calor al cuerpo inerte que le sirvió de refugio mientras duró el zumbido de la guerra, es una visión personal y poética que atribuye una intencionalidad a un ser sin conciencia, y el reflejo de un profundo deseo (que Elena estuviese viva aún).
     El texto, en fin, está lleno de símbolos. El cuerpo de Elena, Elena misma, descansa (ha muerto) y el bebé junto a ella, no solo porque están tumbados, sino porque a la primera ya no le afectan ni la desazón de la derrota ni el terror de la huida y el segundo ni sabe ni entiende de ello. Eulalio no puede tumbarse junto a ella: la puede acariciar, y dejar de acariciar, pero su cuerpo no puede adoptar la postura de tumbado, es decir, él no puede escapar de sus circunstancias, de lo que sabe y de lo que ha vivido. Conoce el pasado y prevé lúcidamente su pronto y funesto futuro. Y, en el otro extremo a este conocer de Eulalio, se encuentran esperando en la Cuarta Derrota los padres y el hermano de Elena, con la angustia de no saber nada de su hija, pero esa es otra historia distinta.

NOTAS

1.     He renunciado a introducir opinión personal porque quedaba bien cerrar así el texto. Con respecto a comentarios lingüísticos, se pude hacer referencia a la estructura externa (número de párrafos y de enunciados), tipos de enunciados (desde palabras -Sí-, hasta oraciones compuestas, pasando por oraciones con verbo omitido -El niño sí-).

 2.    Otro rasgo importante que puede introducirse es que el narrador comienza a relatar en 1ª persona del singular (primer párrafo) pero a continuación seguirá narrando en 1ª persona del plural, un nosotros compuesto por Elena y él mismo.

3.     Como siempre, existe la opción de desarrollar un poco más la teoría acerca de Los girasoles ciegos y la época y corriente literaria en la que se inserta.

Cuestión 4: Explicar relaciones sintácticas

El fragmento elegido es:

Debimos hacer caso a sus padres, a los que pido perdón por permitir que Elena me acompañase en mi huida.


El fragmento está compuesto por un solo enunciado oracional. Se trata de una oración compuesta por subordinación cuyo núcleo es la perífrasis verbal modal de obligación debimos hacer, si bien podría considerarse que el verbo auxiliado no es hacer, sino la locución hacer caso (='obedecer'); lo que sucede es que creemos que ese caso es posible sustituirlo por lo (Debimos hacerle caso = Debimos hacérselo), pero con reservas. En todo caso, su sujeto está omitido (Nosotros; Elena y yo). El CI es a sus padres, a los que pido perdón por permitir que Elena me acompañase en mi huida, un Sintagma Preposicional compuesto por a y un SN. El núcleo de este SN es el sustantivo padres, precedido por un Determinante, el Posesivo sus y seguido de un Adyacente o Complemento del Nombre, a los que pido perdón por permitir que Elena me acompañase en mi huida.
      Este Adyacente es una Proposición Subordinada Adjetiva. El que que aparece es un pronombre relativo que significa 'sus padres, los padres de Elena', luego a los que pido perdón por permitir que Elena me acompañase en mi huida significa 'pido perdón a sus padres por permitir que Elena me acompañase en mi huida'. El núcleo de esta Proposición Subordinada Adjetiva es pido (de nuevo podría plantearse si no sería más bien pido perdón una locución verbal, pero una vez más, y esta vez de manera más clara, encontramos que perdón puede sustituirse por lo, y lo descartamos). En esta Proposición Subordinada Adjetiva encontramos, a su vez, otra Proposición Subordinada, en este caso una introducida por preposición y seguida de un verbo en infinitivo simple (por permitir que Elena me acompañase en mi huida). Vamos a considerarla Adverbial Causal con función de CCCausa, si bien también podría considerarse un SPrep introducido por la preposición por más un Término de Preposición, el resto, que habría que considerar, pues, como Subordinada Sustantiva. Como por permitir que Elena... puede expresarse también como porque yo permití que Elena..., en cuyo caso sin duda sería una Proposición Subordinada Adverbial Causal, introducida por conjunción, y para mantener la coherencia con respecto a las Adverbiales Impropias y a la tradición analítica, consideramos que por, preposición, actúa de nexo, como la conjunción, que introduce la Proposición Adverbial.
     El núcleo de esta Proposición Subordinada Adverbial Causal es permitir; su sujeto, por el sentido de la oración completa, es yo, omitido (1ª persona del singular). El Complemento Directo es, una vez más, otra Proposición Subordinada, que Elena me acompañase en mi huida, ahora Sustantiva introducida por el nexo que, conjunción.


Texto: José Alfonso Bolaños Luque
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lunes, 5 de mayo de 2014

Selectividad Junio 2012-2013 Reserva a) Opción A

PAU COMENTARIO DE TEXTO Y LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA



Junio 2013. Examen de Selectividad Reserva a). Opción A
 
                    
          

Texto

Civismo 
Ya lo dijo Calderón de la Barca: por pobre y mísero que estés, si vuelves el rostro, siempre podrás descubrir a alguien en peores condiciones que recoge tus sobras. Por desgracia, estos versos describen literalmente nuestra sociedad del desperdicio, en la que es habitual ver a la gente rebuscando en los contenedores de basura. Incluso me han contado que algunos supermercados, para evitar que los pobres se agolpen en sus puertas a escarbar los residuos (les debe de parecer poquísimo elegante), rocían los desechos con lejía para que no los puedan comer, lo cual, si es cierto, me parece una de las actitudes más miserables que he oído en mucho tiempo. 
     Pero aún hay seres más desprotegidos. Parece que la crisis va a perjudicar bastante a los animales: varios países de la UE ya han incumplido las nuevas normas de protección para los animales de granja. Y todavía peor está la cuestión de los animales en nuestro país por la ligereza cañí con que el PP se ha puesto a resucitar la España de estoque y pandereta: esa Comunidad de Madrid que organiza visitas escolares a las plazas de toros, ese ministro de Educación que lo primero que dice es que va a meter dinero en la fiesta taurina ¡y con esta crisis! Yo no estoy a favor de la prohibición de la fiesta de los toros: ya está languideciendo sola a toda prisa, y el prohibicionismo, me parece, solo le proporciona oxígeno. Pero el énfasis taurino de este nuevo gobierno, y su obsesión en convertirlo en rasgo identitario, me espeluzna por su ranciedad y su incultura, porque el grado de civilidad de un país se mide en cómo trata a los animales. Ministro Wert: demuestre que no vive de espaldas a la modernidad y, ahora que se están definiendo los contenidos de la asignatura de Educación Cívica, incluya el respeto básico a los animales. No hace falta hablar de los toros: dejemos eso dentro de una burbuja de silencio. Pero intentemos sacar siquiera un poco a este país de la barbarie.                     

                                             ROSA MONTERO, El País 21/2/2012


Cuestiones 
1. Señale y explique la organización de las ideas contenidas en el texto. (Puntuación máxima: 1.5. puntos).

2.
2. a. Indique el tema del texto. (Puntuación máxima: 0.5 puntos). 
2. b. Resuma el texto. (Puntuación máxima: 1 punto).

3.  Realice un comentario crítico del contenido del texto. (Puntuación máxima: 3 puntos).

4. Explique el procedimiento de formación de palabras seguido en los siguientes vocablos: supermercados, desechos,  incultura y modernidad. (Puntuación máxima: 2 puntos).

5. Exponga las principales características del lenguaje periodístico. (Puntuación máxima: 2 puntos).


Cuestión 1: Estructura y organización de ideas


     El texto organiza muy claramente sus ideas en una estructura bipartita, que se corresponden con sendos párrafos de su estructura externa:

PRIMERA PARTE: PRECARIEDAD ECONÓMICA DE MUCHAS PERSONAS QUE DEBEN REBUSCAR EN LOS CONTENEDORES DE BASURA.

- Muchas personas en nuestra sociedad se ven abocadas a rebuscar en los contenedores de basura para encontrar alimentos.
- Esto refleja que hay quien verdaderamente lo está pasando fatal con esta crisis, peor que nosotros.
- Podría ser que algunos supermercados estuvieran rociando con lejía sus restos para evitar cúmulo de indigentes buscando en la basura.

SEGUNDA PARTE: DESPROTECCIÓN DE LOS ANIMALES Y CRÍTICA A LA TAUROMAQUIA.

- Países de la Unión Europea están incumpliendo normativa de protección de animales.
- En España se agrava con nuevas leyes de fomento de la tauromaquia y dinero público invertido en la llamada fiesta nacional, a pesar de la crisis.
- Abstención de redactar una crítica profunda contra las corridas de toros, que se critican.
- Conclusión general del texto llamando a España a salir de la barbarie.


Realmente, ambas partes se relacionan por el discurso de Rosa Montero, que los vincula por el hecho de que quedan en situación muy vulnerable tanto las personas necesitadas en España como los animales. El texto, no obstante, parece querer hablar de esto último, siendo la primera parte el aprovechamiento del texto para insertar otro tema más o menos relacionado. Esta es una característica propia de las columnas: el periodista o colaborador dispone de un espacio determinado a la semana, y en ocasiones lo aprovecha para tratar dos o más temas, que vincula de manera más o menos fuerte a través de la redacción de su discurso. El título, Civismo, pretende aunar ambos temas. Volcaremos estas ideas en nuestro Comentario Crítico.
  

    


Cuestión 2: Tema y Resumen 

2.1. TEMA:  Aumento de la indigencia y de la desprotección animal en una España menos civilizada de lo que debería ser. 


 2.2. RESUMEN:  Muchas personas de nuestro alrededor sufren la crisis económica de tal modo que se ven obligadas a rebuscar en los cubos de basura, que algunos supermercados, dicen, rocían con lejía para que no se acumulen allí estas personas, lo cual es una barbaridad. A los animales les va aún peor: mientras se favorece y se invierte en los toros en plena crisis, las leyes de protección animal se vulneran.  




Cuestión 3: Comentario crítico


 
 
Civismo es un texto periodístico de género de opinión donde se tocan, desde un punto de vista crítico y de denuncia, dos temas que se ponen en relación: la situación de precariedad económica que muchos conciudadanos nuestros sufren y que les lleva a tener que buscar comida entre los desechos de la basura, especialmente en los contenedores de los supermercados, de una parte, y el empeoramiento de la situación de los animales en nuestro país, que se encuentran desprotegidos, por otro. Por tanto, el concepto clave del texto en su totalidad es crisis, en concreto, las consecuencias de la crisis reflejada en leyes y actos que atacan a los más débiles. El título, Civismo, es, en sí, un elemento de cohesión, pues Rosa Montero pone el énfasis en que estas cuestiones, especialmente determinados comportamientos,  son reflejo de una sociedad que debería ser más civilizada. También el concepto desprotección colabora en la coherencia del texto, y es el que conecta la primera parte con la segunda, pues es la indefensión de las personas venidas a menos y los animales, su debilidad, lo que hace que ambas ideas tengan cabida en el mismo texto.

     Civismo es una columna; firmada en este caso por Rosa Montero, colaboradora habitual de El País, uno de los más importantes diarios de información general de tirada nacional. Se trata de un espacio fijo del que dispone el colaborador de prestigio, que aparece en la misma página el mismo día de la semana, y que cuenta con un número importante de lectores fieles. Por tanto, aunque en cierto modo es similar al artículo de opinión, es aún más libre que este en el sentido de que incluso el columnista no se ve obligado a "opinar" sobre un solo tema: tiene libertad para rellenar su espacio con todo aquello que crea oportuno e interesante, desde centrarse en un tema de actualidad y argumentar razonadamente su opinión hasta divagar sobre cualquier cuestión que le interese o crea que suscitará interés, de ahí que sea más proclive a las marcas de subjetividad y un estilo en ocasiones más literario y libre. A veces, el columnista expone o se sorprende, elogia o denuesta, ofrece opinión fuertemente argumentada o sencillamente deja caer sus primeros pareceres, puede hacer un texto expositivo-argumentativo como si fuera narrativo y saltar de un tema a otro. En este caso, Rosa Montero nos ofrece un texto argumentativo con muchísimas marcas de subjetividad que luego comentaremos, y se nota que desea hablar especialmente del maltrato animal, pero no se centra en ello ni ofrece argumentos contundentes ni demasiados datos. Antes de ello, nos habla de la preocupante situación de personas que se ven obligadas a rebuscar comida en los contenedores, y en el segundo párrafo, cuando apunta a la desprotección animal, ocupa la mayor parte del tiempo a tirar en contra de los toros, pero se niega a dar razonamientos elaborados porque piensa que no es necesario, que por sí misma esta llamada "fiesta" decaerá por sí sola, pues no se corresponde con el siglo que vivimos. Una argucia argumentativa, por otro lado, esta de explicitar que no se va a esforzar uno por defender una tesis porque esta es de Perogrullo, obvia. 

     Hemos mencionado antes la crisis y la falta de civismo. La crisis económica es clave porque, aunque no se menciona, se encuentra implícita y conecta las dos partes. 
El texto comienza usando la literalidad de una metáfora (una parábola, más bien) que Rosa Montero trae en palabras del gran dramaturgo barroco Pedro Calderón de la Barca pero podría remontarse a la cultura griega clásica (fábula): la enseñanza del cuentecillo es que, por muy desgraciado que uno crea ser, si vuelve la vista a su alrededor encontrará siempre a alguien peor que él. Y esto es lo que se sugiere aquí: estamos todos tocados por la crisis, pero hay que darse cuenta de que los hay que lo pasan peor que nosotros. Estos, como el sabio más pobre que recogía las migajas del primero que se creía desgraciado, rebuscan en los contenedores de la basura nuestros desechos, nuestras sobras, de ahí que se tome la alegoría también en sentido literal. Y con respecto a la segunda parte, el texto denuncia que se invierta dinero público en el mundo del toreo, cuando (y esto también un tanto sobrentendido) se recorta de necesidades: sanidad, educación, atención social, dependencia, ..., lo cual se nos muestra como una frivolidad, en plena crisis. Aquí aparece explícitamente y entre signos de admiración tras puntos suspensivos, como dándonos tiempo a caer en la cuenta y sorprendernos de la paradoja.
     Con respecto al civismo, también es clave. Es indecente que, mientras muchos deben humillarse por pura necesidad a buscar alimentos desechados en contenedores, otros (aquí se señala a los supermercados) tiren comida y, además, parece ser que rocían los restos con lejía para que no se puedan comer y así evitarse la incomodidad de ver agolparse a estas personas a las puertas de los supermercados. Una imagen incívica e inhumana que intenta evitar una imagen que ellos consideran que atenta contra su negocio. También considera Rosa Montero signo de falta de sensibilidad ciudadana y de civismo el fomento de la tauromaquia, aunque se opone a su prohibición porque considera que prohibir puede ser contraproducente y no hay que desgastarse en ello: la propia tauromaquia se desgastará ella sola y acabará por desaparecer. Existe una serie de normativa europea que garantiza cierto bienestar a los animales de granja, y se está incumpliendo; pero es que además aquí en nuestro país los toros se añaden, no solo como ejemplo de crueldad hacia los animales, sino como símbolo de la España más folclórica y deprimente (con adjetivos como cañí, de estoque, ...), y por tanto de otra época que debe superarse. Señala sin ambages a un partido político, el Partido Popular al responsable de esta regresión cultural y cívica.


COMPLETA TU COMENTARIO:

Puedes añadir:

a) Rasgos de subjetividad: Aquí hay muchos, como explicitación de una opinión propia (Yo no estoy a favor de la prohibición de la fiesta de los toros), verbos en primera persona del singular (y pronombres personales, como el anterior yo), adjetivación valorativa (peor), exclamaciones, estilo personal, marcadores del discurso que expresan valoración (por desgracia), ...
b) Campos semánticos: Hipónimos e hiperónimos puestos en funcionamiento (gente-pobres-seres más desprotegidos).
c) Sinónimos: residuos-desechos.
c) Funciones del lenguaje.
d) Figuras retóricas: imágenes (sociedad del desperdicio), paradoja y metáfora (solo le proporciona oxígeno), ...
e) Tono: crítico, un tanto sentencioso.
f) Tipos de argumentos (razonamientos basados en algunos hechos sin datos).
g) Intención de la autora: Denuncia.
h) Marcadores del discurso y más elementos de cohesión (elipsis, sustitución, isotopías, ...).
i) Opinión personal. Sugerencias: 1. Los toros; 2. La hipocresía de la sociedad consumista; 3. La crisis económica; 4. El civismo hoy en día.

Cuestión 4: Procedimientos de formación de palabras


supermercados: Palabra formada por derivación, con adición del morfema derivativo prefijo super- ('mayor, grande, por encima') al sustantivo mercado, con cambio de significado pero no de categoría gramatical (se trata de dos sustantivos con significación distinta). Se observa en mercado un lexema común merc-, merca- a mercancía, mercader, mercadear, ... Tiene, además, esta palabra aquí un morfema flexivo de número plural, -s.

desechos: Es un sustantivo que significa 'restos' y procede del verbo desechar. Es habitual que la primera persona del presente de indicativo de los verbos funcione también como sustantivo o coincidan en forma (un canto, un vuelo, un sueño, un camino, ...). Desechar, a su vez, es un verbo derivado de echar, al que se le ha añadido el morfema derivativo prefijo des- ('lo contrario'). Tiene, además, esta palabra aquí un morfema flexivo de número plural, -s.


incultura: Es un sustantivo abstracto que se forma por derivación, al añadir al lexema -cult- (de culto, adjetivo, también en cultivar) en primer lugar un morfema derivativo sufijo -ura, que transforma el adjetivo culto en sustantivo cultura; y luego el morfema derivativo prefijo in-, que le cambia el significado y lo transforma en su antónimo, con la mima nociíon de 'lo contrario' que el anterior des-.

modernidad: Es un sustantivo abstracto que se forma por derivación, a través del morfema derivativo sufijo -idad, que transforma el adjetivo calificativo moderno en el sustantivo abstracto modernidad.



Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imágenes: http://photopin.com

El texto de Calderón al que se refiere, tomado de http://www.ciudadseva.com/textos/teatro/esp/calderon/cuentan_de_un_sabio_que_un_dia.htm

Cuentan de un sabio que un día
[Fragmento de La vida es sueño]

Pedro Calderón de la Barca
Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?;
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.
Quejoso de mi fortuna
yo en este mundo vivía,
y cuando entre mí decía:
¿habrá otra persona alguna
de suerte más importuna?
Piadoso me has respondido.
Pues, volviendo a mi sentido,
hallo que las penas mías,
para hacerlas tú alegrías,
las hubieras recogido.